La sádica Saw X ya se encuentra en las salas de Cinépolis y Cinemex. Aunque se trata del más reciente capítulo de una extensa franquicia, la nueva película de terror debería llamarse Saw 1½ debido a que ocurre entre los eventos de Saw: Juego macabro de James Wan y Saw II: Juego del miedo de Darren Lynn Bousman, antes de que John Kramer (Tobin Bell), el villano conocido como Jigsaw, se haya resignado por completo a la naturaleza terminal de su cáncer.
Inspirado por la recuperación aparentemente milagrosa de un compañero paciente (Michael Beach) en terapia de grupo, Kramer sigue su consejo para curar el cáncer y contacta a la doctora Cecilia Pederson (Synnøve Macody Lund), que dirige una clínica en una fábrica de productos químicos abandonada a las afueras de la Ciudad de México, lo que probablemente generaría señales de alerta para todos, excepto para los más desesperados. Kramer pronto descubre que es víctima de un grupo de estafadores que juega con la última esperanza que le queda a los enfermos terminales.
¿Cómo se conectan los antiguos rituales de sacrificio con las trampas de Jigsaw?
Desde su llegada a la capital mexicana, el personaje de Kramer es bombardeado con una serie de referencias a los antiguos rituales de sacrificio de las civilizaciones prehispánicas. Específicamente su chofer-taxista llamado Diego (Joshua Okamoto) le habla sobre cómo, en las cumbres de las pirámides aztecas, se llevaban a cabo sacrificios humanos como ofrendas a los dioses, ya que era una cultura que creía fervientemente que este acto apaciguaba a los dioses y aseguraba la prosperidad de su civilización. Y esto ocurre mientras vemos una estatua de Tláloc.
Aunque las intenciones de Jigsaw tienen similitudes con los sacrificios aztecas, su sentido de justicia es perturbadoramente distorsionado. Busca forzar a sus víctimas a confrontar sus propios demonios internos y valorar la vida. A pesar de sus métodos sádicos, Jigsaw cree sinceramente que está impartiendo una forma de "justicia" retorcida. Precisamente, para castigar a Mateo (Octavio Hinojosa), uno de los estafadores, Jigsaw diseña una perturbadora trampa de cirugía cerebral.
El dispositivo tiene dos componentes que flanquean la cabeza de la víctima y una serie de cables alrededor de la parte superior como una corona. Billy la marioneta hace su gran entrada llevando una serie de herramientas quirúrgicas y uno de los infames reproductores de cintas, lo que explica que Mateo debe perforar su propio cráneo y cortar un trozo de su cerebro. Cuando haya hecho esto, debe colocar la muestra en una tina de ácido, creando una reacción que generará suficiente peso para liberar una llave y permitir que Mateo se libere.
Disfruta de 'Guardianes de la Galaxia 3' y 'Elementos' por solo 45 pesos en Disney+Esta trampa de Saw X, que se suma al amplio catálogo de crueles pruebas en la franquicia, se centra en la automutilación en líneas médicas. No implica sólo autolesión, sino también autocirugía: daño que debe ser preciso y calculado. El público es sometido a una tortura: Mateo logra perforar su cráneo y diseccionar su propio cerebro, pero se pasa del límite de tiempo de tres minutos. Esto hace que las dos piezas del artilugio se cierren, formando una máscara con la forma de Tláloc.
A primera vista, la conexión entre Jigsaw y los sacrificios aztecas puede parecer improbable. Sin embargo, ambos buscan imponer una forma particular de justicia a través de actos extremos. En el trasfondo de estos rituales y trampas sádicas subyace una búsqueda desesperada de control y dominio sobre la vida y la muerte. Tanto para los aztecas como para Jigsaw, estos actos representan una afirmación de poder en medio de la incertidumbre y el caos de la existencia. La ritualización y la violencia extrema son las herramientas elegidas para afirmar esta pretensión.