Esta producción no demora en sumergir al espectador en una oscura y friolenta atmósfera en Transilvania. Esta sencilla, pero lógica decisión favorece a la rápida conexión con la historia y, por supuesto, con el icónico Drácula, ¿de qué otra manera podrías arrancar tu serie si no es desde el mismísimo castillo del monstruoso conde?
Y hablando de su hogar, el libreto de Mark Gatiss y Steven Moffat nos lleva como un personaje fantasma a recorrer gran parte del castillo, mismo que no es limitado a grandes salones iluminados por tenues luces provenientes de algunos candelabros del siglo XIX. Esta es una manera distinta de conocer con mayor profundidad a su famoso protagonista quien es más que unos afilados colmillos.
Una vez que llega la poderosa necesidad por averiguar más sobre el hogar del conde Drácula, la serie es consciente de la espeluznante atmósfera que pudo crear y se da el tiempo de recorrer los misteriosos pasillos de esta enorme trampa con tal complejidad que sólo una bestia mítica como su dueño podría resolver este complejo laberinto de cerraduras y puertas infinitas.
Pulsa Siguiente para descubrir más al respecto…