Pascal Plisson buscaba hacer un documental con las mismas caracterízticas que su anterior documental Camino a la escuela. Al conocer a un joven violinista en un tren rumbo a San Petersburgo, se le ocurrió que podría filmar a niños extraordinarios.
No es la primera vez que Pascal Plisson se centra en el tema de la educación. La UNESCO ha elogiado su trabajo al grado de que esta organización se convirtió en su socia para este documental.
Pascal Plisson ha insistido repetidamente en la importancia que tiene establecer una cuestión de confianza entre el equipo y los niños, sobre todo si no habían actuado antes; el director incluso les acompañaba personalmente al colegio.