7:19

Jueves, 19 de septiembre de 1985, Ciudad de México. Como la mayoría de la población, el licenciado Fernando Pellicer llega a las oficinas de su trabajo. Al igual que los días laborales comunes, el velador del edificio, Martín, pasa las primeras horas del día viendo las noticias, en un pequeño televisor a color, antes de abrir las puertas, recibir a los primeros empleados de la mañana, en su mayoría de posición operacionales. Saluda al cartero que trae la correspondencia del día, saluda a la vendedora de dulces que llega muy temprano y recibe la documentación que enviara a los diferentes pisos. Pellicer llega apresurado, conversando con algunos de sus asistentes, recordando los pendientes que se tienen que resolver en el día y cancelando llamadas y juntas. Son las 7:19 cuando los primeros movimientos empiezan a sentirse, algunos se preocupan, la mayoría trata de conservar la calma y cuando la tragedia llega, un sismo de 8.1 grados Richter, ha derrumbado el edificio. Pellicer y Martín han quedado atrapados en los escombros y ambos, de diferentes clases sociales, trataran de buscar la forma de sobrevivir.