En la vida real, Winona Ryder y Keanu Reeves son amigos desde la década de los años 80.
Mientras promocionaba esta película, Winona Ryder afirmó que ella y Keanu Reeves podrían haber estado casados en la vida real cuando filmaron la escena del matrimonio en Drácula (1992), porque se utilizó un verdadero sacerdote ortodoxo rumano. Francis Ford Coppola, quien dirigió esa película, estuvo de acuerdo en que esto podría ser cierto.
Con un presupuesto moderado de cinco millones de dólares, la cinta se filmó en 10 días, bajo un esquema de dos tomas por cada secuencia, sin cobertura a primeros planos.
Esta es la cuarta película protagonizada por Winona Ryder y Keanu Reeves, después de Drácula (1992), Una mirada a la oscuridad (2006) y The Private Lives of Pippa Lee (2009).