Fue llamado como la experiencia cultural de la década, según el rapero y co fundador del evento Ja Rule. Junto con el joven empresario Billy McFarland, el Fyre Festival suponía un evento para la élite, un festival de dos fines de semana, en una isla privada de las Bahamas, con un poderoso cartel musical, campamentos de lujos y cocida del curador culinario Stephen Starr, que involucraba un desembolso superior a los 10,000 dólares para cualquiera que deseará asistir. Parte del propósito del evento era promocionar una aplicación que serviría para contratar a artistas en fiestas y eventos, un proyecto que tenía a inversionistas conocidos por emprender invenciones fraudulentas. Y si bien gozó con una publicidad sin paralelo, los organizadores empezaron a cometer error tras error, desde cambiar de locación en último momento, hasta hacerlo en una nueva que ya estaba ocupada. En el documental Fyre, el cineasta Chris Smith (The Yes Men) recorre la historia de uno de los eventos fraudulentos que más atención gano en los últimos tiempos, sobre sus problemas y sus consecuencias.