Antes de convertirse en una celebridad, Christopher Latore Wallace crecía en un barrio peligroso, con una madre saturada con el trabajo y la economía familiar. Para los doce años, fue convencido de empezar a traficar drogas. Para los 17 años decidió abandonar la escuela y un año después fue arrestado por cargos de armas ilegales y condenado a cinco años de libertad condicional. Su vida parecía encaminarse a un trágico final, hasta que supo que estaba por convertirse en padre, lo que lo llevó a corregir su camino y entregarse por completo a la música. Conocido y admirado en las batallas de rap, con un estilo único y una poderosa voz, Wallace envió una cinta de su trabajo que llego a Sean Combs, entonces un empleado de Uptown Records. Combs y Wallace pronto formaron una solidad amistad, decidieron colaborar juntos y la historia de ambos raperos comenzaría a generar una de las leyendas y tragedias más conocidas del mundo de la música en los Estados Unidos. En el documental Biggie: I Got a Story to Tell, se cuenta la historia de Wallace, mejor conocido como The Notorious B.I.G. y el mundo que no pudo presenciar.