Derek Turnbow es, sin duda, uno de los aciertos mejor logrados de los nuevos capítulos de 'Stranger Things'. Y en apenas dos episodios, logró lo que pocos en muchas temporadas.
Hay personajes que necesitan temporadas enteras para ganarse al público y luego está Stranger Things, una serie capaz de tomar a un secundario caótico, meterlo en dos episodios y convertirlo en un éxito. Esta quinta temporada llegó con grandes expectativas, pero nadie estaba preparado para que un niño, a simple vista insoportable, terminara siendo el favorito del momento.
Y es que, desde su primera aparición, Derek desató todo tipo de reacciones: risas nerviosas, rechazo inmediato, comparaciones con villanos infantiles clásicos y un montón de comentarios. Parecía destinado a convertirse en el niño más irritante de Hawkins. Pero la serie de Netflix, fiel a su estilo, tenía un giro preparado, y todos terminaron amando a Derek.
Derek, el cliché perfecto del "niño pesado" hasta que no lo es
Lo sorprendente es que la transformación del personaje no llega a través de grandes discursos ni escenas para llorar, sino de gestos mínimos, frases de fondo y planos fugaces que dan suficiente información para entender quién es realmente este niño. Y aquí está la revelación que muchos no vieron venir: Derek es un niño malcriado pero con razones muy claras.
La serie ofrece pistas casi escondidas: cómo lo miman constantemente en casa, cómo alguien dice que su "papá está borracho otra vez" como si fuera algo normal, o cómo se menciona algo sobre su madre y sus medicamentos. Son fragmentos pequeños, cotidianos, pero poderosos. Lo suficiente para pintar un retrato familiar complicado, frágil y lleno de ausencias emocionales.
Del niño insufrible al pequeño héroe
A partir de ese punto, Derek cambia. No porque la serie lo fuerce, sino porque, por primera vez, alguien le presta atención de verdad: lo escuchan, lo guían, le dan un rol, y un propósito. Y contra todo pronóstico, funciona. Derek deja de ser el estereotipo del niño pesado y se convierte en el "pequeño héroe" más inesperado de la temporada.
De no soportarlo, los fans de Stranger Things pasaron a "proteger a Derek a toda costa". Y ahí es donde ocurre lo impensable: todos empiezan a simpatizar con él. Porque, en el fondo, Derek no es un villano, sino un niño que viene de un hogar roto, confundido, que solo necesitaba que alguien le diera un poco de estructura y cariño para empezar a comportarse diferente.
Lo que hace tan especial a Derek es que su arco no pretende robarse la historia ni convertirlo en un protagonista sorpresa. Es un personaje secundario que está escrito con humanidad. No tiene superpoderes, no pelea contra monstruos, ni descubre portales. Pero sí cumple una función emocional importante: recordarnos que en Hawkins, incluso los personajes más pequeños están hechos de capas.