El momento en que las Esferas del Dragón tuvieron las consecuencias más trágicas e inesperadas en 'Dragon Ball'
Sergio Negrete
-Redactor
Mi infancia estuvo repleta de películas de Disney en VHS. Bien podría ser un personaje de 'El diario de Bridget Jones', 'Fleabag' o 'Parks and Recreation'

En 'Dragon Ball', ningún poder, por milagroso que parezca, está libre de riesgos. A veces, los deseos concedidos por Shenlong vienen acompañados de un precio alto.

Con las Esferas del Dragón, Akira Toriyama hizo realidad el sueño dorado de cualquier héroe: objetos místicos capaces de revivir a los muertos, restaurar planetas destruidos o conceder deseos imposibles. Para muchos fans de Dragon Ball, funcionan como una especie de botón milagroso dentro de la saga, un recurso que permite corregir tragedias y volver a empezar. Sin embargo, quien conoce de cerca el mundo de los Saiyajin sabe que no todos los deseos salen bien.

A lo largo de la historia, los personajes han recurrido al gran Shenlong para soluciones rápidas, intentos desesperados, o simplemente por la ambición. Pero la realidad es que cada deseo tiene un costo. Y aunque el público suele recordar los momentos felices en los que alguien revive, hay otros episodios en los que las Esferas del Dragón han desencadenado más caos que beneficios.

El deseo que resucitó el mal absoluto

En la primera serie de Dragon Ball, el rey Pilaf, cansado de perder una y otra vez ante Goku, reunió las Esferas del Dragón con un objetivo que creía inofensivo: liberar al legendario Piccolo Daimaō. Quería que el demonio reinara el mundo mientras él gobernaba a su lado como aliado pero lo que Pilaf no imaginaba era que el despertar de Piccolo desencadenaría una ola de asesinatos, ciudades destruidas, aliados caídos y una violencia sin precedentes en la serie hasta ese momento.

Los deseos que dieron paso a los Androides

Con el paso del tiempo, Dragon Ball Z exploró aún más a fondo cómo las decisiones aparentemente pequeñas podían alterar el destino del mundo. Aunque no fue un deseo directo el que creó a los Androides, sí contribuyeron a mantener el ciclo de poder que permitió que muchos personajes volvieran del borde de la muerte, prolongando un conflicto que habría terminado de forma diferente sin tantas intervenciones milagrosas. El uso repetido de los deseos permitió que los guerreros crecieran y que el mundo siguiera girando, pero también dio tiempo a que amenazas latentes evolucionaran.

Cuando el poder de las Esferas reveló sus límites

La saga de Majin Buu llevó esa idea aún más lejos. Después de tantos años de usar las Esferas para reparar tragedias, los héroes descubrieron, quizá por primera vez, que su poder tenía límites. Shenlong no podía deshacer todo, ni podía revivir a la gente más de cierta cantidad de veces, ni podía actuar sobre ciertas fuerzas superiores al dios dragón. Cada restricción fue un baño de realidad: incluso la magia tiene fronteras.

Sea como sea, algo deja claro esta historia es que las Esferas del Dragón nunca han sido solo un milagro. Son un arma de doble filo: pueden traer vida, pero también liberar muerte. Cada deseo que se formula tiene el potencial de cambiar el mundo pero no siempre hacia donde uno quiere.

facebook Tweet
Te puede interesar