Esta serie es perfecta para una noche tranquila, un fin de semana introspectivo o para enamorarte otra vez del mundo, incluso sin salir de casa.
Hay días en los que uno simplemente quiere apagar el ruido del mundo, las notificaciones, las juntas eternas y viajar, aunque sea desde el sillón, a un lugar donde las cosas vuelven a tener sentido. Los documentales de naturaleza siempre han sido ese respiro: desde Planet Earth hasta Blue Planet, han logrado que nos quedemos con la boca abierta frente a paisajes que parecen de fantasía.
Netflix lo sabe y por eso, cada cierto tiempo nos sorprende con producciones pensadas no solo para informar, sino para sanar un poquito. Y es que hoy, más que nunca, ver naturaleza en ultra alta definición se siente terapéutico. Pantallas en 4K repletas de cascadas, desiertos, glaciares o selvas que parecen pintadas a mano. Todo acompañado por narraciones suaves y música que sube y baja como si respirara contigo. Suena exagerado, pero pocos géneros logran ese efecto inmediato como estos documentales.
Un viaje épico contado desde la naturaleza misma
Y justo ahí aparece la recomendación estrella de la semana: Nuestro Planeta II, disponible en Netflix, una producción que vuelve a mostrarnos lo extraordinario del mundo natural mientras desvela uno de sus mayores misterios: las migraciones. Pero no cualquier migración, sino aquellas que son tan precisas y dramáticas que parecen coreografías secretas escritas por la propia Tierra.
En Nuestro Planeta II, seguimos a animales de todos los rincones del planeta que se embarcan en viajes imposibles: desde pequeñas criaturas que recorren distancias que su tamaño no debería permitir, hasta gigantes que atraviesan océanos enteros guiados por señales que los humanos aún intentamos descifrar. La serie documenta no solo la travesía, sino el "por qué": ¿qué impulsa a millones de especies a dejar su hogar cada año para enfrentar depredadores, tormentas, hambre, cambios climáticos y barreras naturales?
Las cámaras 4K capturan estas odiseas con un detalle que te hace sentir dentro del agua, sobre la arena del desierto o suspendido en una montaña de hielo. Hay momentos que parecen poesía visual y otros que te dejan con un nudo en la garganta por la brutalidad y belleza del mundo salvaje. La producción también incluye secuencias nunca antes vistas que tardaron años en filmarse, gracias a drones, cámaras remotas y equipos que siguieron rutas migratorias reales durante temporadas completas.
Una experiencia perfecta para ver en una sola noche (o para relajarte día a día)
Si estás buscando algo para desconectarte del caos, poner pausa al estrés o simplemente dejarte envolver por imágenes que parecen cuadros en movimiento, Nuestro Planeta II es ideal. Puedes verla de corrido, como si fuera una película larga, o por partes, usando cada episodio como un pequeño refugio para tu mente.
Además, es de esos documentales que funcionan igual de bien si lo ves con atención o si lo dejas de fondo mientras descansas. Su mezcla de ciencia, emoción y fotografía impecable lo convierte en una experiencia sensorial, y también educativa, que vale cada minuto.