Para ver en Netflix: la película distópica que pondrá a prueba tu estómago con su crítica social brutal y estética de concreto vertical
Sergio Negrete
-Redactor
Mi infancia estuvo repleta de películas de Disney en VHS. Bien podría ser un personaje de 'El diario de Bridget Jones', 'Fleabag' o 'Parks and Recreation'

Si conectaste con 'El expresso del miedo' e 'Hijos del hombre', esta película encaja perfectamente en esa lista de distopías que no piden permiso para ser desagradables.

La distopía siempre ha sido uno de los géneros más incómodos del cine. No porque hable del futuro, sino porque suele hablar demasiado bien del presente. Desde Hijos del hombre, El expresso del miedo, El planeta de los simios y Exterminio, estos mundos aterrorizan por ser peligrosamente cercanos.

En este tipo de películas no hay héroes, villanos ni finales reconfortantes. Y es que a veces es imposible suavizar lo crudo y lo terrible, y se muestra tal cual. Estas historias te obligan a mirar cosas que preferirías ignorar: el egoísmo, la jerarquía y la indiferencia ante el otro. Todo elevado en su forma más brutal. Netflix lo sabe y por eso sigue apostando por este tipo de películas que no buscan gustar, sino sacudir.

Cuando el hambre se convierte en sistema

Hablamos de El Hoyo 2, la secuela de la película española que se convirtió en un fenómeno global. Esta nueva entrega regresa al mundo de la torre vertical donde las personas están confinadas en niveles y sobreviven a partir de un sistema de alimentación tan simple como monstruoso.

En esta ocasión, la distopía da un paso más allá con la llegada de un líder misterioso impone nuevas reglas, endureciendo el control sobre los recursos. Comer lo que no te corresponde puede convertirse en una sentencia de muerte. El orden no busca justicia, busca obediencia, y el hambre vuelve a ser la herramienta perfecta para dividir.

Una nueva inquilina llega al sistema y, poco a poco, se ve arrastrada a una lucha que va más allá de sobrevivir un mes. Aquí la pregunta ya no es solo cómo comer, sino hasta dónde estás dispuesto a llegar para no morir.

Más brutal, más directa, más incómoda

Si la primera película impactaba por su concepto, El Hoyo 2 incomoda por su evolución. Ya no estamos frente a un experimento aparentemente neutral. Ahora hay ideología, castigo y control explícito. El sistema ya no se esconde.

Pero lo más perturbador de El Hoyo 2 no es lo que muestra, sino lo que sugiere. La idea de que el problema no es el sistema en sí, sino las personas que lo perpetúan. La comodidad del que está arriba, la resignación del que está abajo y el miedo que mantiene todo en movimiento.

¿Vale la pena verla? Si buscas entretenimiento cómodo, probablemente no. Pero si te interesa el cine que incomoda, que genera conversación y que no te deja indiferente, El Hoyo 2 es una experiencia que vale la pena atravesar.

facebook Tweet
Te puede interesar