Te contamos una de las historias más extrañas y perturbadoras de la televisión, que termina con una tragedia.
American Horror Story se ha consolidado como una de las series más influyentes de la televisión contemporánea, creada por Ryan Murphy y Brad Falchuk, con una antología que se distingue por su narrativa oscura, su estilo visual provocador y por reunir a un elenco recurrente que ha dado forma a varias de sus temporadas más recordadas. Desde su estreno en 2011, la serie también ha servido para diversos actores, que han marcado su carrera dentro del género de terror.
Uno de esos nombres es Dylan McDermott, quien formó parte del elenco original de American Horror Story: Murder House. En la serie, el actor interpretó a Ben Harmon, un psiquiatra emocionalmente fracturado que contribuyó a establecer el tono psicológico de la primera temporada, y a posicionarlo como uno de los rostros más reconocibles del universo creado por Murphy.
Un pasado desgarrador oculto tras la pantalla
Sin embargo, más allá de la ficción la vida personal de Dylan McDermott estuvo marcada por una tragedia profunda, ya que su madre -la cineasta Diane McDermott-, fue asesinada en 1967 cuando él tenía apenas cinco años de edad. Durante décadas, al actor se le hizo creer que la muerte había sido un accidente, una versión que fue aceptada dentro de su entorno familiar.
Pero no fue sino hasta 2012 cuando McDermott descubrió la verdad: su madre fue asesinada por su entonces pareja, quien recibió una condena por homicidio involuntario. Este hallazgo, revelado públicamente años después, representó un punto de quiebre emocional para el actor y reconfiguró su comprensión de la historia familiar que había conocido desde la infancia.
Una tragedia que marcó su vida y la catarsis en el arte
Tiempo después McDermott señaló en entrevistas que este episodio tuvo un impacto profundo en su vida y en su manera de acercarse a personajes complejos y emocionalmente oscuros. Por otra parte, su participación en American Horror Story, que es una serie que explora el trauma, la culpa y los fantasmas del pasado, adquirió con el tiempo una dimensión personal que fue más allá de su trabajo actoral.