Comparada con 'El Juego del Calamar', esta película no necesita juegos mortales ni multitudes desesperadas. Le basta una sola víctima y un plan perfectamente ejecutado.
Cuando El juego del calamar llegó a Netflix, cambió las reglas del juego. No solo por su brutalidad explícita, sino por cómo mezcló crítica social, desesperación económica y giros crueles que dejaron a millones con el estómago hecho nudo. La serie creada por Hwang Dong-hyuk fue imposible de ignorar, comentada en todos lados y pronto se convirtió en una referencia inmediata del thriller moderno.
Ahora, con su despedida en 2025, muchos fans se han preguntado qué es lo que sigue. Porque después de ver hasta dónde puede llegar el ser humano cuando está entre la espada y la pared, cuesta encontrar algo que provoque el mismo impacto. Algo que no solo sorprenda sino que deje una marca.
El problema es que gran parte de los thrillers actuales buscan impresionar con más ruido, pero hay historias que juegan en otra liga. Existen películas que te obligan a quedarte sentado, procesando lo que acabas de ver. Historias donde la venganza no es catártica ni liberadora, sino una trampa cuidadosamente diseñada, yuna de ellas lleva más de 20 años traumando espectadores.
El thriller que arruinó finales para siempre
La película es Oldboy, dirigida por Park Chan-wook. Estrenada en 2003, esta obra maestra del cine coreano no solo redefinió el género de venganza, sino que estableció uno de los finales más devastadores en la historia del cine.
La historia arranca de forma desconcertante: Oh Dae-su, un hombre común y bastante charlatán, es secuestrado tras una borrachera. Cuando despierta, se encuentra encerrado en una habitación con aspecto de hotel sin ventanas. Solo hay una televisión y nadie le explica nada. Le pasan comida por una rendija y cuando pierde el control, lo duermen con gas.
Quince años de encierro… sin respuestas
Oh Dae-su pasa quince años encerrado sin saber quién lo secuestró ni por qué. Durante ese tiempo, su única conexión con el mundo exterior es la televisión. Ahí se entera de que su vida fue destruida mientras él estaba ausente.
Cuando finalmente es liberado de manera igual de inexplicable, recibe una nueva tortura: tiene solo cinco días para descubrir quién fue su captor y la razón de su encierro. Si falla, el hombre detrás de todo se quitará la vida.
La venganza como rompecabezas moral
A diferencia de otros thrillers, Oldboy no convierte la venganza en un viaje de poder. Cada paso que da el protagonista lo hunde más, cada revelación duele y cada pieza del rompecabezas tiene un costo emocional altísimo.
La violencia no está ahí para entretener, sino para incomodar. Para recordarte que nadie sale limpio cuando el odio se convierte en motor. Incluso las escenas más icónicas, como la legendaria pelea en el pasillo, no se sienten heroicas, sino agotadoras.
¿Por qué sigue siendo insuperable? Dos décadas después, Oldboy sigue siendo referencia obligada del thriller de venganza. No porque sea más violenta que otras, sino porque es más cruel emocionalmente.