Críticas
1,5
Mala
Lo más sencillo es complicarlo todo

Lo más sencillo es hacer un churro

por Claudia Llaca

Es difícil definir una película como Lo más sencillo es complicarlo todo: no es un teen movie, no termina de ser comedia romántica y por supuesto no es un drama y mucho menos una comedia (aunque de eso se disfraza). Lo más cercano que se me ocurre es que es un largometraje promocional con tintes de melodrama... y de los ochentas.  El formato de la cinta está pasado de moda desde los créditos, que aunque hacen una especie de homenaje al cine, hace años que no se ponen al principio del filme.

Pero ese no es el mayor problema de Lo más sencillo es complicarlo todo, sino que todo se siente entre falso y forzado. La historia es poco creíble y predecible desde la primera escena. Renata (Danna Paola) es una niña rica y consentida que está encaprichada con Leonardo (Alosian Vivancos), un hombre mucho mayor que ella y el mejor amigo de su hermano Oscar (Eduardo Tanus). Renata está decidida a que se fije en ella y por eso manipula todo para que Leonardo y su hermano vayan a cuidarla a un viaje a Puerto Vallarta, del que,por cierto, nunca terminamos de entender el propósito, pero sí nos deja claro que uno de los objetivos de la cinta es hacerle promoción al puerto jalisciense. No se logra mucho, porque las locaciones no son las mejores y no entendemos tampoco como una niña fresa y rica se hospede en un hotelito de cuatro estrellas.

Y es que en las primeras escenas Renata se define a sí misma como ‘la típica niña popular que necesitas que vaya a tu fiesta, para que puedas decir que estuvo heavy’ y desde ahí te cae gorda… y conforme avanza la cinta, te cae peor.  Nada más no conectas con ella, y no solo porque su actuación (y la de todo el elenco) sea acartonada ni porque el personaje sea una niña vacía, egoísta, superficial y sin autoestima, a la que parece que le falta inteligencia para entender que el dueño de sus desvelos no quiere nada con ella. No. No te identificas con Renata porque Danna Paola y el director, Rene Bueno, no terminan de definir el tono ni el estilo del  personaje, que para todo dice ‘tipo’, como si con la palabra bastara para hacerla ‘fresa’ y pudieran dejar de lado el resto de la interpretación. El guion adolece de lo mismo: soltando palabras ‘hypster-milenial-de la condichi’ aquí y allá, en medio de líneas estilo: “¡Es un ‘fresco’, como se atreve!

Hay un momento en el que por lo menos piensas que la musicalización no está mal, hasta que de repente una escena se convierte en una especie de clip, que no tiene mayor objetivo que recordarnos que Danna Paola también canta. Lo mismo pasa con la escena, metida con calzador, de Danna Paola (ahora cantando en inglés) en una disco de los 70. Quizá el único acierto de Lo más sencillo es complicarlo todo es que nos hace darnos cuenta de lo mucho que ha evolucionado el cine mexicano comercial y agradecer que ya queden pocos churros como este.