Críticas
3,5
Buena
Raya y el último dragón

La fantasía no logra encontrar su camino

por Cristina Ibañez

Raya y el Último Dragón , además de un suave golpe al corazón, es un recordatorio de la capacidad que tiene Walt Disney Pictures para crear universos envolventes que impulsan tramas de acción y aventura protagonizadas por mujeres. Y es que el acabado visual de los escenarios, inspirados en países como Tailanda o Vietnam, demuestran la necesidad de seguir creando historias que  exploren los rincones más hermosos del mundo. 

Raya, interpretada por Kelly Marie Tran en inglés y Danna Paola en la versión en español, es una princesa guerrera que habita en el fragmentado Kumaandra, un lugar fantástico inspirado en la cultura y los mitos del sudeste asiático que se divide en diferentes clanes en guerra después del sacrificio de los dragones para salvar a la humanidad de la destrucción. Pero años más tarde, después de un fallido encuentro de paz entre los clanes, Raya se adentrará en una peligrosa búsqueda para recuperar el orden de las cosas con la ayuda del último dragón llamada Sisu, interpretada por Awkwafina.

Si bien el ritmo puede ser demasiado predecible, la película número 59 de Walt Disney Pictures es un suave golpe al corazón que nos recuerda la urgencia de seguir produciendo historias originales y dejar de mirar hacia atrás. Pero es un hecho que a la trama le cuesta despegar y agarrar ritmo porque mientras en unas escenas no pasa nada, en otras pasan demasiadas cosas que no aportan nada a la trama. 

Afortunadamente, la película no es un musical y Disney se enfocó de lleno en la aventura, la búsqueda y la familia, dejando atrás el romanticismo que constatemente caracteriza a las princesas de Disney. Esta guerrera no necesita de la música para saberse vulnerable o empoderada y sus acciones son más que suficientes para atrapar a la audiencia. 

Ahora bien, aunque la inspiración de la historia se remonta a las leyendas asiáticas en donde el protagonista va encontrándose con diferentes personajes en el camino, ningun personaje secundario aporta un elemento significativo a la trama. Es tanta la cantidad de personajes que al final terminan limitando el tiempo de la película y acelerando el desenlace. 

Los directores, Don Hall y el mexicano Carlos López Estrada, llevan a la protagonista por un viaje inmersivo a través de impredecibles elementos que convierten a Raya y el último dragón en la película más visualmente escapista de todos los tiempos. Y es que el acabado visual de los escenarios inspirados en los paisajes de Tailandia, Vietnam, Camboya y Malasia son una verdadera maravilla porque además de los colores vibrantes, el diseño va mucho más allá de lo que estamos acostumbrados a ver. Sin duda alguna, los escenarios y paisajes son el sello distintivo de esta película.

Por otra parte, el diseño de los dragones es demasiado caricaturesco a comparación de los demás personajes o escenarios, luciendo más como personajes de My Little Pony que como deidades de la cultura del sudeste asiático. Pero, curiosamente, los personajes humanos carecen de facciones exageradas al estilo cartoon como en Frozen y la película apuesta por un diseño con proporciones realistas. Digamos que, aunque la película goce de un detallado diseño, nada más no encuentra un balance entre lo fantástico y el mundo real. 

El guion de Adele Lim, guionista de Crazy Rich Asians, aunque se reduce a ofrecer lecciones de vida simple, la trama se percibe ligera de la misma manera en la que Intensamente o Coco explican temas como la salud mental o la muerte. Por supuesto el desenlace es mucho menos potente en estas películas, pero la visión es igual de liviana. 

Por último, el elenco de doblaje, tanto en la versión original como en la doblada al español, es otro de los grandes aciertos de la película porque se pueden escuchar las voces de Sandra Oh, Gemma ChanDaniel Dae Kim y la protagonista de Star Wars: Los últimos Jedi, Kelly Marie Tran, mientras que en español regresa Danna Paola, quien hace 10 años prestó su voz para la princesa Rapunzel en Enredados. 

La fórmula de aventura y el diseño los escenarios son sin duda los grandes aciertos de esta nueva película animada. No cabe duda de que al final sentirás un pellizquito en el corazón pero el ritmo no es constante, provocando que la trama se pierda en sí misma en diversas ocasiones. Es una película perfecta para disfrutar en familia pero no estoy segura de que deje la misma huella que Frozen o Big Hero 6