Críticas
3,5
Buena
El deseo de Ana

Placer culposo

por Iván Romero

La ópera prima del director mexicano Emilio Santoyo es El deseo de Ana, drama que narra un breve, pero crucial fragmento en la vida de su protagonista homónima (Laura Agorreca), madre soltera. Ella y su hijo viven en la Ciudad de México y han salido adelante por su cuenta. Al recibir la visita de Juan (David Calderón León), su hermano, empiezan a salir secretos que tenía guardados en lo más profundo de su ser. El reencuentro de ambos los confronta con algo que tenían pendiente y que sin duda les quitaba la paz. Con tal de conseguir la tranquilidad emocional llegan a una tregua, aunque quizá su entorno no les haga las cosas tan fáciles como desearían.

Con guion de Emilio Santoyo y Gabriela Vidal (quien anteriormente escribió La familia tortuga, No quiero dormir sola y La vida después de David Pablo) llega este filme después de varios años e intentos por levantarlo. Sin duda, su mayor enemigo fue el discurso principal que se toca en el filme, el cual seguramente resonará en muchos espectadores y, aunque será juzgado, la propia película no lo hace y sólo invita al espectador a ser un observador de esta relación atormentada entre dos hermanos.

La carrera de Santoyo ha sido corta, pero no menos fructífera; ha participado en documentales y diversos cortometrajes que han formado parte de Festivales Internacionales de Cine. Justo el año pasado fue director asociado del filme Clases de historia, película que formó parte de Los Cabos Film Festival como parte de la selección en competencia.

El deseo de Ana es intimista, como sus mismos productores le llaman, y se narra con una cotidianidad con la que podemos identificarnos. La película remonta inmediatamente al trabajo de otro talentoso y reconocido director: Ernesto Contreras, que con Parpados azules y Las oscuras primaveras plasmó desde distintas trincheras personajes llenos de tribulaciones que se veían atrapados en su misma realidad y cargando en sus hombros un pesar muy difícil de quitar.

La cinta llevaba tres años en desarrollo, fue el ganador del XV Concurso Nacional de Guion Cinematográfico del Festival Internacional de Cine de Guanajuato y fue presentado en distintos foros. Afortunadamente el producto ha sido terminado y fue exhibido en la Mostra Internacional de Cinema de São Paulo en su edición 24. Ahora toca el turno de ser presentado ante los ojos de país en el Festival Internacional de Cine de Los Cabos, el cual no dudamos sea una ventana oportuna y justa para un filme honesto y sin mayores pretensiones que la de contar una historia.

El largometraje es pequeño, pero es narrado con soltura, sin abusar de planos y corre con mucha fluidez. El oficio de Santoyo es eficaz y se ve un futuro promisorio en la industria dando justo lo que muchos anhelamos y obteniendo historias de seres humanos que pueden estar ocurriendo justo en este momento. El deseo de Ana no propone respuestas, ni pone en un tribunal a seres humanos, cuya nostalgia los tenía embargados por años y que encuentran en los ojos de cada uno la redención que estaban buscando.