Críticas
3,5
Buena
The Cave

Crudo retrato de la actualiadad en siria

por Daniela Torres

A casi nueve años del inicio de la Guerra Civil en Siria, el director ahora dos veces nominado al Oscar: Feras Fayyad (Los últimos hombres en Alepo) nos vuelve mostrar la cruda realidad que aún se vive en aquel país. Todo inició en 2011 cuando un grupo de rebeldes armados se enfrentó a las Fuerzas Armadas de Siria por una serie de descontentos; posteriormente se convirtió en un conflicto internacional con algunas potencias mundiales inmiscuidas en el problema, dando así inicio a la guerra.

En 2017, Fayyad lanzó su documental: Los últimos hombres en Alepo, el cual retrata dicho conflicto, así como el día a día de las personas y el terror de ser bombardeados sorpresivamente, lo que incluso los llevó a construir una serie de túneles que se conectan entre sí, con la finalidad de protegerse de los ataques. De esta manera consiguió su primera nominación al Oscar.

Tiempo después se encontraba filmando en un hospital, pero por los ataques tuvo que trasladarse a otro donde por “casualidad” -si es que así se le puede llamar- se topó con la Doctora Amani y el increíble trabajo que realizaba con su equipo; así es como nace el más reciente documental La cueva, recientemente nominado al Oscar.

Ambos documentales son extremadamente crudos y muestran la realidad de lo que sucede en Siria, sin embargo, La cueva permite que el público vea y entienda este conflicto desde otro punto de vista: el de la mujer. A lo largo de una hora y 35 minutos somos testigos de cómo, a pesar de que Siria se encuentra en una guerra y el número de doctores disponibles es insuficiente para atender a la gente, la misoginia sigue siendo un gran problema, tal como los comentarios que recibe Amani día tras día simplemente por ser mujer y cumplir con su trabajo.

Existe un momento de tensión extrema cuando empiezan a recibir de emergencia a víctimas de lo que parece ser un ataque químico y les sorprende ver que la gente no está herida, pero las personas están sufriendo y muriendo. En este punto los doctores deben de actuar inmediatamente, dejando atrás sentimientos. No obstante, en cuanto pasa lo peor y tienen un momento para ellos mismos van a un pequeño cuarto a llorar y por fin dejar salir todo aquello contuvieron.

Es ahí cuando, una vez más, entendemos que los doctores, aunque parecen fuertes porque logran controlarse y darle su mejor sonrisa al paciente, hay un punto máximo, en el cual deben dejar salir todo miedo, tristeza y enojo que tengan. No todos son de piedra a pesar de la situación que están viviendo.