Cuando hablamos del Olimpo de la cinematografía, de esas películas que tienen lugar asegurado en cualquier ranking, hay títulos que son simplemente inevitables. Ahí están dramas históricos que destrozan el alma como La lista de Schindler, El padrino con sus tomas impecables y lecciones de poder, y Batman: El caballero de la noche, que redefinió lo que una cinta de superhéroes podía lograr. Pero si hay una historia que parece haber escapado de todos los moldes para instalarse en la cima, esa es, sin duda, Sueño de fuga.
Dirigida por Frank Darabont y basada en una novela corta de Stephen King, Sueño de fuga no sólo es una de las películas más aclamadas de todos los tiempos (actualmente reina como la mejor calificada en IMDb), también es una de las más vistas, recordadas y citadas del cine moderno. Y es que entre el guion, las actuaciones de Morgan Freeman y Tim Robbins y la música, todo encaja cuidadosamente a la perfección.
Pero más allá de su poderosa narrativa sobre la esperanza, la libertad y los muros que uno se impone a sí mismo, lo que pocos saben es que detrás de cámaras hay historias igual de sorprendentes y excéntricas. Una de ellas acaba de volver a salir a la luz y tiene todo lo que una buena anécdota necesita.
Warner Bros. / Columbia Pictures
La historia hace referencia a la escena que ocurre cuando Brooks Hatlen, el veterano bibliotecario de la prisión interpretado por James Whitmore, alimenta a su compañero más fiel: un cuervo bebé llamado Jake. En una toma aparentemente simple y conmovedora, Brooks le da de comer al animal una larva. El detalle es que dicha escena fue motivo de una serie de discusiones, papeleo y supervisión dignos de una operación quirúrgica, y la razón fue la presencia del gusano.
Durante el rodaje, miembros de la Sociedad Americana para la Prevención de la Crueldad hacia los Animales (ASPCA) estaban presentes, como suele suceder en producciones con animales. Pero aquí vino lo insólito: no estaban ahí solamente para proteger al cuervo, sino también para cuidar que el gusano no sufriera innecesariamente. Como si fuera un cuento de ficción, había un representante en el set cuya misión era asegurarse de que la larva de cera utilizada en la escena no fuera alimentada viva, lo que podría considerarse una violación de sus derechos.
Warner Bros. / Columbia Pictures
Así lo explicó uno de los productores de la cinta, quien recordó con humor el día que una funcionaria de la ASPCA se acercó muy seria y dijo: "Yo estoy aquí para proteger los derechos del gusano". Al principio pensaron que era una broma pero no lo era. De hecho, para cumplir con las normativas, el equipo de producción tuvo que llegar a una peculiar solución: utilizar un gusano que ya había muerto de causas "naturales" antes de que Jake se lo comiera.