En la industria del cine, las producciones de gran presupuesto son cada vez más frecuentes, y especialmente en el género de acción y superhéroes. Por eso películas como Avengers: Endgame, de 2019, o Piratas del Caribe: Navegando en aguas misteriosas de 2011, figuran entre las más caras de la historia, con presupuestos que superaron los 350 millones de dólares, sin contar marketing.
Y como estas cifras astronómicas permiten efectos visuales de última generación, rodajes internacionales y un elenco repleto de estrellas, el éxito de sus producciones parecía algo más que augurado. Sin embargo, lo cierto es que estos grandes números no siempre garantizan rentabilidad o calidad artística, ni mucho menos un reparto equitativo de las ganancias en el mundo del cine.
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Un ejemplo de ello fue la participación de Robert Downey Jr. en Spider-Man: Homecoming, donde el actor ganó alrededor de 10 millones de dólares por su breve participación en pantalla, pese a que dicha cifra representa aproximadamente dos terceras partes del presupuesto total de Roma, de Alfonso Cuarón, que costó cerca de 15 millones de dólares en su momento, y fue reconocida internacionalmente por su valor artístico y técnico.
Además, al no contar con necesidad de efectos especiales ni grandes figuras de Hollywood, la cinta fue considerada cine de autor y se unió al contraste aún más evidente de producciones como Avengers: Doomsday, en donde se estima que el sueldo de Robert Downey Jr. podría superar los 75 millones de dólares y financiar así más de 6 películas de este tipo.
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Para dimensionarlo, hay que tener claridad en que los presupuestos promedio para este tipo de producciones oscilan en Hollywood entre 10 y 12 millones de dólares cada una, por lo que se pone en evidencia el enorme desequilibrio entre el cine comercial de estudio y el cine independiente, donde cada peso debe rendir al máximo para contar historias igualmente poderosas, aunque con mucho menos espectáculo.
Actualmente esta y todas las sagas del Universo Cinematográfico Marvel se encuentran disponibles en Disney +, mientras que Roma puedes disfrutarla en Netflix. En ambos casos, necesitarás cubrir un servicio de suscripción. ¡No te las pierdas!