Si hay un actor capaz de transformarse por completo en cada papel, ese es Tom Hardy. El británico ha saltado entre géneros como si fuera lo más fácil del mundo: fue el salvaje Max Rockatansky en Mad Max: Furia en el Camino, el antihéroe más caótico del universo Marvel en la trilogía de Venom y uno de los mejores villanos de DC Comics como Bane en Batman: el caballero de la noche asciende. Su carrera está llena de personajes intensos, voces únicas y una presencia en pantalla imposible de confundir.
Hardy es uno de esos intérpretes que parecen vivir dentro de sus roles. Pero sin importar el reto, él es el tipo de actor que llena la pantalla incluso cuando apenas dice unas palabras. Sin embargo, su forma tan particular de trabajar también ha generado historias curiosas en los sets de rodaje. Y en un proyecto que tuvo lugar hace más de veinte años, cuando todavía era un completo desconocido, esa intensidad no cayó del todo bien.
Mucho antes de 'Venom', Hardy ya era complicado"
Hace 23 años, ocurrió algo que dejó marca en la memoria Patrick Stewart, uno de los actores más respetados de la industria. Fue en Star Trek: Nemesis de 2003, una cinta de la famosa franquicia de ciencia ficción donde Tom Hardy interpretó al villano principal, Shinzon. Era una oportunidad enorme para un actor joven pero su comportamiento peculiar en el set desconcertó a más de uno.
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Stewart, quien dio legendario intérprete del Capitán Jean-Luc Picard, reveló que en aquel rodaje, Hardy lo dejó totalmente confundido. ¿La razón? La conducta distante de Hardy lo hizo pensar que quizá no estaba frente a un futuro gran actor, sino a alguien demasiado cerrado para funcionar bien en un equipo creativo.
"No hablaba con nadie. Nunca saludaba ni se despedía. Y se pasaba todo el tiempo en su camerino con su novia. No era hostil en absoluto, simplemente era un verdadero reto comunicarse con él", fue lo que dijo Stewart sobre el actor de Peaky Blinders. No hubo peleas, ni discusiones, ni drama, solo mucho silencio.
Lo irónico: Hardy terminó demostrando lo contrario
Aunque Star Trek: Némesis no fue un éxito rotundo, sí catapultó a Hardy hacia una carrera que pocos podrían haber anticipado. Años después, ese joven silencioso se convertiría en uno de los actores más respetados, arriesgados y aclamados de su generación.
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Patrick Stewart lo reconoce ahora con humor y un poco de sorpresa. Hardy no solo sí tenía un futuro brillante: lo superó con creces. Su trayectoria lo ha llevado a trabajar con Christopher Nolan, George Miller, Alejandro González Iñárritu y Ridley Scott, entre otros. Lo que en 2002 parecía una señal de inmadurez terminó siendo parte del proceso de un actor que, poco a poco, encontró su voz.