Los dragones preferidos del villano de la cinta, Grimmel. Están inspirados en escorpiones, arañas como la viuda negra y algunos perros de caza. El objetivo era crear bestias que dieran miedo, que tuvieran algo distintivo y sorprendente al mismo tiempo. Es por ello que recurrieron al ácido que proviene de sus bocas en lugar de fuego y las pinzas que poseen al reverso de sus patas delanteras, capaces de dañar a sus enemigos.
Otto los describe como las criaturas más aterradoras de la saga: “son los dragones más intimidantes y de aspecto más feroz. Obviamente, además de los grandes dragones de la primera y la segunda película que son impresionantes por su tamaño, los Deathgrippers y la forma en que caminan sobre sus pinzas y se escabullen y cazan en manada, los hacen los más aterradores de los dragones.”