Mucho antes de los tiempos modernos, se concedía la personalidad a entidades distintas de las humanas, como asociaciones, empresas públicas e instituciones religiosas. Recientemente, se generó controversia cuando los gobiernos nacionales comenzaron a otorgar personalidad a las corporaciones, lo que llevo a los activistas medioambientales a buscar la manera legal en que se pudiera conceder personalidad a los recursos naturales y que tuvieran los mismos derechos. Así, un viaje en canoa por el río Whanganui en Nueva Zelanda, dirigido por un anciano maorí, despierta creencias y prácticas espirituales y se convierte en un llamado a la acción para acercarse a la naturaleza y luchar contra el cambio climático a través de un cambio de valores fundamental. En I Am the River, the River Is Me, documental dirigido por Petr Lom, se sigue el impacto que generó el gobierno de Nueva Zelanda cuando reconoció, por primera vez, como persona jurídica a un río, el Whanganui, con todos los derechos, deberes y responsabilidades correspondientes.