La semilla del fruto sagrado
Críticas
4,5
Imprescindible
La semilla del fruto sagrado

‘La semilla del fruto sagrado’ y el por qué las mujeres en Irán claman por vida y libertad

por Angie Quiroz

En la era de Letterboxd es muy fácil lanzar una crítica sobre una película. Pero cada tanto hay obras que sobrepasan su naturaleza de relato cinematográfico y se convierten en documentos históricos. Ese es el caso de La semilla del fruto sagrado, una cinta que no solo expone un conflicto social, sino que lo encarna.

Dirigida por Mohammad Rasoulof, la película sigue a Iman, un juez investigador de la Corte Revolucionaria en Teherán, cuya arma de trabajo desaparece de su casa y entra en paranoia. El hombre de la familia empieza a sospechar de su esposa Najmeh y sus hijas Rezvan y Sana, lo que lo lleva a imponer medidas drásticas, convirtiendo el hogar en un microcosmos del estado iraní.

Estrenada en el Festival de Cannes 2024 con una ovación de casi 15 minutos, la película está permeada por un contexto político que también castiga a quienes demandan las violaciones de derechos humanos en el terreno de las artes. Rasoulof, conocido por desafiar el régimen iraní en filmes como Manuscripts Don’t Burn (2013), escapó de Irán tras ser sentenciado a ocho años de prisión. Alemania, el país que le ofreció asilo y apoyó financieramente la película (entre otros), la inscribió como su candidata a Mejor película internacional en los Oscar 2025 y ahora, está en la carrera.

Para quienes en Occidente somos ignorantes de la complejidad política, religiosa y cultural de Irán, La semilla del fruto sagrado es una introducción. El largometraje nos ofrece un vistazo a una sociedad dividida, utilizando la familia como metáfora del país a través de los ojos de Najmeh y sus hijas.

Film at Lincoln Center

Con ellas, también entendemos que el conflicto no está solo detonado por un sistema judicial basado en creencias religiosas, sino por una brecha generacional que refuerza la diferencia entre ser una mujer casada y una joven soltera en Irán. Mientras las jóvenes gritan "Mujeres, vida, libertad", las casadas negocian con sus esposos la compra de un lavavajillas.

La película no es ficción pura y dura. También, incluye imágenes reales de protestas, manifestaciones y ataques policiales. Escenas resuenan con la muerte de Jina Mahsa Amini en 2022, quien falleció bajo custodia de la policía de la moral por llevar mal puesto el hiyab. Su muerte desató una ola de protestas feministas sin precedentes, que continúan hasta hoy a pesar de la represión del gobierno iraní.

The Projector

Con una duración de casi tres horas, podríamos dividir la película en dos mitades. La primera es un drama familiar donde el conflicto social se infiltra en el hogar. La segunda, un thriller con el suspenso en su máxima (muy a lo Hitchcock), donde la tensión va in crescendo hasta el desenlace.

En definitiva, La semilla del fruto sagrado es un viaje de inspección a Irán. Un país donde la lucha de las mujeres no es solo por un velo, sino por su derecho a la vida y la libertad. Si tienen la oportunidad de verla, no la dejen pasar.

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