La banda sonora de la película fue grabada íntegramente en vivo por el actor que interpreta al apóstol Matías, quien también es músico y compositor.
Dado que el filme está narrado desde el punto de vista de Judas, la grabación de la cinta se llevó a acabo en cámara en mano a 32mm, un formato que es el más cercano al espectro de la mirada humana con el objetivo de que la audiencia pudiera conectar más con su historia.
Para lograr una verdadera autenticidad a la película, el director Giulio Base decidió rodarla unicamente con luz natural, sin ningún equipo de iluminación artificial, inclusive las escenas nocturnas, las cuales estuvieron apoyadas con velas y antorchas.