Luis Poirot nunca decidió ser un fotógrafo de la memoria y convertirse en uno de aquellos testigos de la historia que la preservarían para futuras generaciones. Pero acabó convirtiéndose en el autor del archivo fotográfico más importante de Chile, en lo que es el álbum nacional. En septiembre de 1973, los militares golpistas querían eliminar el archivo de Poirot, con el fin de nublar y desaparecer la memoria de unos años trascendentales y de sus protagonistas, como la Unidad Popular, Salvador Allende, Pablo Neruda, Víctor Jara, entre otros, lo que llevo a Poirot a esconder sus negativos, distribuirlos en sobres entre amigos y familiares y, con la colaboración de la Embajada de Francia, ponerlos a salvo, lejos de Chile. Con el documental El último testigo, el director Francesc Relea se centra en esa figura que construye esa memoria, quien se mueve por todas partes con la cámara al hombro, tal como entiende la vida