La cinta es una de las primeras grandes producciones de cine. Con un presupuesto insólito de poco más de 8.4 millones de dólares, la secuencia de Babilonia costo la cantidad de $200,000 dólares, cantidad histórica y casi el doble del presupuesto completo de la anterior cinta de D.W. Griffith, El nacimiento de una nación (1915)
A finales de la década de los años 10, la cinta era muy popular en la Unión Soviética. Sin embargo, ni Griffith ni la productora vieron beneficios de eso, dado que la película se mostraba en versiones ilegales y sin el consentimiento del director.
La inspiración de la cinta, para D.W. Griffith, fue las protestas airadas de muchos miembros de la sociedad por su cinta previa, El nacimiento de una nación (1915), lo que lo llevo a retratar la intolerancia que las personas tienen con los puntos de vista ajenos.
En 1989, la cinta fue considerada como patrimonio cultural, histórico y estéticamente significativo por la Biblioteca del Congreso de Estados Unidos y seleccionada para su preservación por el National Film Registry.
Esta incluida en el listado de las 1001 películas que ver antes de morir, editado por el crítico Steven Schneider.