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    Bill & Ted Salvando el universo
    Críticas
    3,0
    Entretenida
    Bill & Ted Salvando el universo

    Humor blanco, Keanu Reeves y nostalgia

    por Octavio Alfaro

    Han pasado casi 30 años desde el estreno de El alucinante viaje de Bill y Ted, secuela que en aquellos años presentaba a un joven Keanu Reeves y a su compañero Alex Winter en una aventura que incluía rockear, viajes en el tiempo y una trama que, aunque simplona, tenía humor blanco capaz de distraerte un buen rato. Pues a pesar del paso del tiempo (y quizá aprovechando la fama de Reeves), se aventaron el reto de producir la tercera parte: Bill y Ted: Salvando el universo, en la que nuevamente los dos protagonistas deben usar la cabina telefónica para intentar arreglar las cosas, esta vez que se relacionan con el bienestar de lo que conocemos.

    DOS PROTAGONISTAS A LA MEDIDA

    Ver a Keanu Reeves en un papel tan poco serio y relajado de verdad que salta a relucir de inmediato. Ya no es el chavo que participó en La magnífica aventura de Bill y Ted y tiene un recorrido destacado en el cine, así que es distinto verlo retomar un rol como este, lo que habla del amor que le tiene a su personaje y que ni el paso del tiempo o experiencia le han podido quitar. Algo similar ocurre con Alex Winter, quien tras exitosos pasos en la dirección de varios documentales, aun es capaz de ponerse detrás de un rol tan curioso y hacer notar cuánto lo disfruta.

    Es verdad que ninguno de los dos ganará un premio por Bill y Ted: Salvando el universo, pero su química sigue brillando al por mayor. Verlos en diferentes versiones alternas en esta película es buena parte del buen sabor de boca. Es como imaginar a un par de compadres alcanzando sus sueños más triviales y no morir en el intento, pasando por el mismísimo infierno y desprendiéndose (aunque no olvidándose) de su familia.

    SIMPLE POR NATURALEZA

    Es verdad que Bill y Ted: Salvando al universo es simple en su trama. No es para cualquier tipo de público, ya que ciertas cosas son tan fantasiosas que rozan lo ridículo, pero también hay que hacer hincapié en que la ahora trilogía siempre fue así con sus dos entregas anteriores; pocas cosas tenían un sentido realista, la esencia eran las boberías de ambos protagonistas y así permanece hasta la fecha.

    No quieras encontrarle una lógica a lo que ves en pantalla ni mucho menos analizar la situación, ya que este tipo de largometrajes son sólo para dejarse llevar. Si logras esa conexión (y pacto) es probable que la pases bien. No hay que olvidar que uno de los obstáculos que enfrenta esta cinta con el paso de los años es que las nuevas generaciones quizá no reconozcan la franquicia, si no que se vean atraídos por ver a Keanu Reeves.

    El problema es que no es fácil encontrar las dos películas anteriores, ya que muy pocos servicios de streaming las tienen disponibles en México (MGM tiene El alucinante viaje de Bill y Ted), por lo que apelar a la nostalgia se vuelve complicado, ya que en México no corrieron con la misma fama que en Estados Unidos. Sí existe un público cautivo que sin duda recordará su pasado con la tercera parte, pero no son mayoría.

    LO MEJOR DE DOS MUNDOS

    Algo que resulta placentero de Bill y Ted: Salvando al universo es que mezcla lo mejor de las dos entregas anteriores. Están los chistes, poses y hasta intérpretes como William Sadler o Hal Landon Jr., quienes estuvieron en las películas noventeras y reinterpretan sus papeles. Por otro lado, también hay sangre nueva comandando por Samara Weaving y Brigette Lundy-Paine, quienes interpretan a las hijas de los protagonistas y lo bueno es que no tienen un papel invasivo, si no de soporte, y el par de actores principales siguen por su camino.

    Además, está la cabina, la música y la esencia del pasado que lograron traer a la actualidad y no parece vencido, al contrario, hay un buen trabajo de adaptación para esta historia que funciona en más de un sentido, siempre y cuando se siga la línea establecida cintas atrás.

    EN CONCLUSIÓN

    Bill y Ted: Salvando el universo tiene ingredientes nostálgicos, interesantes, entretenidos y un par de actores principales que lo siguen haciendo genial. Lo malo es que no todos podrán conectar con la película, ya sea por el paso de los años o la falta de distribución de las entregas anteriores en servicios de streaming. Es simple, pero esa es parte de su naturaleza y no traiciona esta base con la que se creó hace casi 30 años.

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