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    Titanes del Pacífico: La insurrección
    Críticas
    3,0
    Entretenida
    Titanes del Pacífico: La insurrección

    Una secuela que no encaja como 'jaeger'

    por Olivier Fuentes

    Cinco años atrás, Titanes del Pacífico de Guillermo del Toro resultó una gran película de acción que emulaba y rendía homenaje a aquellos filmes del género mecha, es decir a las viejas películas japonesas de robots humanoides gigantes, tripulados por humanos, que debían luchar contra monstruos del mismo tamaño. Por supuesto, la película también es un tributo a las series anime del género.

    Hoy, la secuela Titanes del Pacífico: La insurrección carece del espíritu genial de su antecesora. Sin embargo, tiene algunos puntos a favor, Insurrección no pretende desechar el legado de Del Toro; el título del filme no es un mero pretexto para simplemente colgarse de su antecesor. Ya que, aunque la acción se ubica diez años después de la primer Titanes, hay presentes personajes de ésta y se hacen referencias constantes de los que no están.

    Pero en esta entrega, las historias secundarias no se sienten cohesionadas, es como si cada una navegara por su parte y sólo se juntaran en el momento en que aparece un jaeger o un kaiju. El tratamiento que se le dio a los arquetipos de una película mecha (es decir al cadete idealista, su compañero mala onda, su compañero buena onda; la bala perdida que en el fondo es un tipazo, el genio incomprendido y el villano malvado, por mencionar algunos), que era en esencia la magia del primer filme; aquí son exagerados, llevados al nivel de la caricatura, por lo que las situaciones se ven forzadas y la empatía con el público no alcanza a concretarse. Incluso llega el momento en el que el personaje de John Boyega, el hijo del comandante Pentecost, del anterior filme, se vuelve francamente insoportable.

    Paradójicamente, las escenas de acción, las peleas entre robots y kaijus, están sorprendentemente bien orquestadas, con movimientos claros, así que las secuencias resultan emocionantes y envolventes. El director pudo evitar caer en secuencias al estilo de la franquicia de los Transformers, donde el movimiento desenfrenado provoca mareos (además de que seguramente oculta defectos en la animación) y en las que es muy difícil poder saber quién está golpeando a quién.

    Y aún con personajes acartonados, el director logra llevar el filme de manera fluida, probablemente ese salto de una historia a otra consigue mantener al espectador a la expectativa.

    En resumen, Titanes del Pacífico: La insurrección ofrece un gran entretenimiento, siempre y cuando no tengas expectativas muy altas respecto a su antecesor.

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