Opiniones sobre Primicia Mortal

Una exposición social incómoda de ver, “Nightcrawler” de 2014, es brillante; una crítica feroz al sensacionalismo impuesto por los medios de comunicación envuelto de “nota periodística”. El cómo la narrativa expone el favoritismo social a la hora de hablar de homicidios o accidentes es macabro, cómo si el estatus se impusiera ante el valor que moralizamos tanto de una vida, que me hizo cuestionarme el que tan manipulado está no solo el medio que es el “noticiero”, siendo también cuál es el factor que nos hace más reactivos ante lo percibimos cómo una tragedia con otras de una índole parecida.
La evolución del personaje interpretado por Jake Gyllenhaal es impresionante, por el cómo arranca el arco evolutivo del personaje, siendo en su propia búsqueda de autosuperación que gradualmente lo corromperá es fantástica, siendo a través de lo que el cree que merece lo que lo hará adoptar una personalidad de poder impropia de él, que cada vez abrazará más. El cómo la misma narrativa vuelve tangible la superación social que atraviesa el personaje es fantástica, no solo vista desde su POV, también vista desde la perspectiva de Nina o Rick, dotándolos en un plano realista, lejos del “glamour” que se podría esperar en primera instancia de uno de los mayores sueños capitalistas de estar en medios audiovisuales en Los Ángeles.

Es muy interesante el cómo el conflicto por el que la película tiene nombre arranque hasta casi el final del segundo acto, pasando de ser una historia introspectiva de superación del personaje principal a derivar en un conflicto más grande que el mismo personaje, cambiando de tono en ambos actos de forma espectacular, dejando su enfoque de ser una crítica sistemática social a una competencia capitalista impuesta por el personaje principal con toques de suspense brutales.
Para mi el punto de quiebre de la historia está en todo el arco narrativo que involucra en primera instancia el homicidio de Granada Hills, tanto el montaje en el que Louis graba la escena de crimen cómo la magistral escena del noticiero dando la nota, es incómoda, manipuladora intencionalmente por la cadena televisiva desde atrás de bambalinas; vista desde un lente vertiginoso, pero lleno de personalidad. Siendo un punto determinante en la nueva jerarquía interna que adopta el protagonista, pareciendo que una bocanada económica y de reconocimiento que tanto había buscado y que en primera instancia podría haber visto cómo imposible, hubiesen sido suficiente para trastornarlo a un punto narcisista sin retorno, me pareció fascinante el cómo la misma trama enfatiza en cómo usó su “talento”, para llegar a manipular hasta un canal de televisión. Mostrando el lado más repugnante del protagonista que cada vez saldrá a relucir más, llegando hasta borrar evidencia incriminatoria del homicidio de Granada Hills para seguir lucrando con el mismo sensacionalismo que la audiencia tiene ante la misma.

Culminando el conflicto de Granada Bills, con la espectacular escena que arranca en el restaurante con los homicidas envestidos por los policías por una llamada de Louis, a una persecución en carro asombrosa, el cómo todas las acciones del protagonista hicieron que los acontecimientos se volvieran tan siniestramente extravagantes es para mi un cierre narrativo a la historia principal excelente; culminando con un epilogo en la que el villano (nuestro protagonista) gana. Un final que sinceramente da asco, que la trama lentamente vaya deformando a Louis para volverlo cómo el villano de la cinta es brillante, todo visto desde una lupa en la que el protagonista justifica sus acciones en lo que cree correcto.
Jake Gyllenhaal magistral, dotando de perversión a su personaje con matices que internamente justifican a su propio accionar, una cinematografía que para mí homenajea a las películas criminales de los 90’s pero con ese toque de modernidad de los 2010’s con las luces de la ciudad rebotando en el entorno, un guion brillante que enfatiza una historia que expone el hambre de poder, y el cómo nuestras propias ambiciones pueden ser las primeras en corromper nuestro modelo de éxito, o lo que dictaminamos cómo tal.