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    The Disaster Artist: Obra maestra
    Críticas
    4,5
    Imprescindible
    The Disaster Artist: Obra maestra

    James Franco se mete a la piel de Tommy Wiseau para mostrarnos que la locura y la genialidad son compañeras cercanas

    por Claudia Llaca

    Dicen que los extremos terminan por encontrarse y así como del amor al odio hay sólo un paso, también lo hay de lo horrendo a lo sublime, y de regreso. James Franco, como productor, director y protagonista de The Disaster Artist: obra maestra, toma la verdader a historia de Tommy Wiseau, un extraño personaje del que hasta la fecha no se sabe prácticamente nada: ni cuántos años tiene ni por qué tiene tanto dinero ni de dónde salió (su rarísimo acento hace imposible creerle que nació en Nuevo Orleáns), para mostrarnos cómo la locura y la genialidad son compañeras cercanas.

    Tommy (James Franco) conoció al aspirante a actor, Greg Sestero (Dave Franco) en una clase de actuación en 1998. Desarrollaron una amistad cercana casi de inmediato y al poco tiempo se mudaron juntos a un departamento de Wiseau en Los Ángeles, para hacer realidad su sueño de convertirse en estrellas de Hollywood.

    Pero Tommy es demasiado excéntrico y peculiar: es socialmente inadecuado, su dicción es pésima y no tiene talento. Obviamente ninguna puerta se abre, así que Wiseau decide que hará su propia película; para sorpresa de Greg primero y de todos los involucrados después, quienes tratan de evitar que el proyecto se desbarranque, sin lograrlo.

    El resultado fue The Room, considerada la peor película que se ha filmado en la historia. Es tan terrible, que termina por ser genial. Aunque sólo estuvo en un cine de Los Ángeles (uno) durante 15 días, la película pasó a ser de culto en pocos años. Tal cómo lo soñaron, Wiseau y Sestero se volvieron famosos, no como lo esperaban, pero lo lograron.

    The Disaster Artist: obra maestra tiene un excelente ritmo entre el drama y la comedia, que logra al utilizar tanto la personalidad excéntrica de Tommy como las situaciones de humor involuntario que ésta provoca, para que soltemos la carcajada sin esperarlo. La cinta no es una mera recopilación de hechos ni un making-of, es un viaje profundo al ‘Planeta Tommy’ -como el mismo Wiseau lo llama- y Franco, con tan solo una peluca, un par de lentes de contacto azules y un ojo gacho, se adueña de él con un manejo del oficio del que nunca nos imaginamos que fuera capaz. Logra, a punta de una actuación impresionante, no sólo conviertirse en Wiseau, sino meterse en su piel, ponerse sus zapatos y mirar por su cristal.  

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