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    Más fuerte que el destino
    Críticas
    2,5
    Regular
    Más fuerte que el destino

    Una historia de superación tan forzada como el heroísmo que la sociedad norteamericana le impuso a Jeff Bauman

    por Claudia Llaca

    Es posible que la interpretación de Jack Gyllenhaal como Jeff Bauman, el empleado de Costco que perdió ambas piernas en el atentado al Maratón de Boston en el 2013, sea la mejor de su carrera. Gyllenhaal entrega una actuación mesurada, bien estudiada y tan honesta, que termina en una fusión que muy pronto logra que olvidemos al actor detrás del personaje. El problema es que la historia no le hace justicia a su interpretación.

    Más fuerte que el destino, dirigida por David Gordon Green y basada en el best-seller del New York Times, Stronger, un relato autobiográfico que Jeff Bauman co-escribió con Bret Witter, hace un recuento de la tragedia por la que atravesó el bostoniano de 28 años. Jeff, un gringo de clase obrera y miembro de una familia amorosa pero complicada y disfuncional, vive con su madre alcohólica (una Miranda Richardson que también está excelente en su papel) en una existencia bastante mediocre. Bauman está enamorado de Erin (Tatiana Maslany), su ex-novia, y en un intento por reconquistarla, decide ir a recibirla a la meta del maratón, justo en el lugar en donde estalla una de las bombas.

    La explosión destrozó las piernas de Bauman casi de inmediato. A punto de desangrarse, es auxiliado por un desconocido con sombrero; la foto que les tomaron en ese momento le dio la vuelta al mundo y se convirtió en icono de la tragedia; pero lo que convirtió a Jeff en 'héroe' es que al despertar de la cirugía, fue capaz de identificar a los responsables del atentado y ayudar con eso a su captura.

    Más fuerte que el destino nos lleva entonces al consabido viaje de superación que nos muestra las dificultades de Bauman para reponerse del accidente y adaptarse a su nueva condición, cuando es un hombre que no tiene ni la educación ni el espíritu para salir adelante. La sociedad lo idolatra mientras que todo lo que él quiere es que lo dejen en paz. El mensaje que la cinta pretende transmitir es que Jeff Bauman es un héroe accidental que se rebela ante el pedestal en el que la sociedad lo ha puesto al convertirlo en el emblema de la tragedia y en el vehículo de sanación del estrés post-traumático de una ciudad entera.

    Pero la más grande falla de Más fuerte que el destino es que no logra conmovernos. Puede ser que la travesía de Bauman fuera más de carácter interno y que la película no lo haya sabido transmitir, o es posible que de inicio la historia no sea lo suficientemente épica para la pantalla, pero lo cierto es que se siente plana y tibia; le falta carne, garra y sobre todo un clímax que nos estruje, que nos saque la lágrima y nos devuelva la fe en el espíritu humano. Más fuerte que el destino termina por ser una historia de superación tan forzada como el heroísmo que la sociedad norteamericana le impuso a Jeff Bauman

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