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    Annette
    Críticas
    4,5
    Imprescindible
    Annette

    El espectáculo de fantasía y ópera rock que nos hacía falta

    por Cristina Ibañez

    No viajé desde el otro lado del mundo para ver películas ordinarias, uno viene al Festival de Cannes a que la cabeza le explote y punto. Era de esperarse que, tras un año caótico para la industria del cine, la inauguración de la edición 74 fuera con una propuesta extrema que desde el principio advierte a los espectadores que lo que está por verse será un viaje alucinante. Pero ni siquiera la recomendación de tomar aire para aguantar tremendo espectáculo musical es suficiente para digerir lo que el director francés, Leós Carax, retrata en Annette.

    A través de un drama musical anarquista, fluye una historia de amor entre un provocador comediante de stand up (Adam Driver) y su esposa, una soprano de fama mundial (Marion Cotillard), quienes ven su vida inesperadamente perturbada cuando sus carreras toman rumbos distintos. El fracaso, la cultura de la cancelación y la necesidad de aceptación llevarán a esta pareja a los rincones del egocentrismo más oscuros mientras su pequeña hija Annette es víctima de los errores de sus padres. 

    En esta fantasía alucinante se combina las energizantes composiciones de los hermanos Sparks con la creatividad de Léos Carax. Y es que después de ocho años de trabajo, la expresiva ópera rock de Russell y Paul Moel -pensada primero como obra de teatro- logró tomar forma. De hecho, la génesis de este proyecto surgió a partir de la necesidad del dúo estadounidense de crear una historia de amor inquietante repleta de surrealismo, y lo lograron; sin embargo, los giros tragicómicos que el director inyecta a la trama no son fáciles de digerir para todos. 

    Léos Carax solamente ha dirigido seis largometrajes en las últimas cuatro décadas y es bien sabido que su sentido del humor es absurdo y radical, por lo que Annette tendrá muchas opiniones divididas -al igual que Holy Motors en la edición 65 del Festival de Cannes- debido a que el arco narrativo no cumple con los estándares convencionales a los que la audiencia está acostumbrada.  Ahora bien, es un hecho que la trama no siempre es contundente y que tiene altas y bajas debido a que, en ciertas secuencias, la historia  resulta atractiva nada más porque es visualmente impecable, pero esto no significa que la película no funcione.

    El filme de la productora mexicana Piano, es rebeldía pura y está lejos de ser un musical convencional. Entre extravagantes monólogos, atrevidas escenas de sexo y absorbentes planos secuencia, esta producción -como bien se anuncia al principio- te deja sin aliento porque es desordenada y constantemente entra en conflicto consigo misma al igual que los protagonistas.

    Adam Driver (El infiltrado del KKKlan) es el propulsor al centro de esta descabellada historia al encarnar a un comediante de stand up psicótico y frustrado pero al mismo tiempo tremendamente enamorado que se entrega por completo a su personaje, Henry McHenry. Y es que desde que los hermanos Sparks empezaron a desarrollar esta historia y subieron a Leos Carax al barco, el personaje se fue construyendo alrededor del actor, por lo que no es de extrañarse que Driver fuera tan ovacionado durante su estreno en el Festival de Cannes.

    Pero el deterioro del protagonista a lo largo de la trama no podría destacar tanto de no ser por el ensamble con Marion Cotillard y Simon Helberg, quien protagonizó un inquietante monólogo a través de un plano secuencia maravilloso. Es evidente que el director llevó al reparto a explorar territorios atrevidos y desconocidos en su trayectoria, razón por la que nuevamente aseguro que este musical funciona.

    En cuanto a la música de los Sparks, es bien sabido que esta banda estadounidense se caracteriza por la elegante y optimista forma de explorar los territorios más profundos de la naturaleza humana. De hecho, está por estrenarse en México el documental The Sparks Brothers en donde el director Edgar Wright (Baby Driver, Scott Pilgrim vs. los ex de la chica de sus sueñosexplora a profundidad la trayectoria de este dúo (quizás un tanto infravalorado) que fue una enorme influencia para grandes bandas que gozan de fama mundial como Queen, Pet Shop Boys e incluso Björk; en pocas palabras, The Sparks es "la banda favorita de tu banda favorita".

    Entonces, el ejercicio de crear una historia con base en un soundtrack de 42 piezas compuestas por Russell y Paul Mael, es el mayor acierto de esta producción, así que no cabe duda que Annette tendrá un exitoso circuito de festivales y premiaciones en la parte musical. Ahora bien, desde el preludio el director, los actores y compositores de inmediato nos advierten con el tema "So May We Start" que nos adentraremos en una atmósfera oscura y poética, por lo que nuevamente reitero la importancia de no comparar a este musical con otras producciones empalagosos y sin contexto social o político.

    Por otro lado, este filme producido por el mexicano Julio Chavezmontes, funciona también como un crudo retrato de la industria del entretenimiento y el showbiz, pues a través de rupturas violentas, señala a la cultura de la cancelación, el acoso de los paparazzis y la explotación infantil, dando como resultado un musical con críticas sociales interesantes principalmente cuando vemos el quiebre del personaje de Adam Driver, el cual siempre deposita su estabilidad emocional en el aplauso y reconocimiento de la audiencia. 

    Ahora bien, si se debe encontrar una debilidad en Annette entonces tenemos que hablar de la duración porque pareciera que no quisieron recortar algunos números musicales del guion oroginal y entonces se siente como si le sobraran 30 minutos a la película. Además, la trama es tan compleja que no fue nada acertado que se extendiera durante 149 minutos; sin embargo, el trabajo de Adam Driver compensa algunas de estas tediosas secuencias. 

    Annette, insisto, no es una película para todos porque tiene tintes oscuros que no son digeribles para cualquiera -empezando por el hecho de que la protagonista es una perturbadora muñeca de madera-, pero si se compra un boleto sabiendo que el espectáculo será casi tan excéntrico como su director, por supuesto que se disfruta debido a que es justo el musical rock que los verdaderos melómanos necesitaban. 

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