Lugares como Indonesia, Islandia, Etíopia y Corea del Norte comparten una cosa en común: son ciudades con actividad volcánica activa, con montañas preparadas para soltar su furia y destruir todo a su paso. Y si bien un volcán es misterioso, violento y peligroso, su temor es provocado por diferentes sistemas de creencias y tradiciones en todo el mundo. Cada cultura los ha adoptado como villanos de sus propias religiones y, sin embargo, su funcionamiento y erupción final responden a un llamado de naturaleza, muchas veces para corregir un camino que ha empezado a desviarse. En el documental Hacia el infierno, el aclamado cineasta Werner Herzog (Aguirre: La ira de Dios), recorre diferentes ciudades del mundo, donde se conoce la existencia de un volcán activo y a la espera de su erupción, acompañado por el científico Clive Oppenheimer, el cual, gracias a sus años de aprendizaje, pretende minimizar el impacto social de la naturaleza de un volcán.