En Luz de soledad, Olga, como hija única y agobiada por su trabajo en un bufete de abogados, es incapaz de cuidar a su padre, Don Arturo, un hombre duro y agresivo, que padece de una enfermedad terminal. La situación la ha desgastado, física y mentalmente, por lo que encontrar una solución es prioridad en su vida. Es entonces que busca la ayuda de la hermana Inés, una monja Sierva de María, una noble mujer, dedicada a los enfermos, cuya presencia irrita a Don Arturo. A partir de ahí, del rechazo hacia la orden, veremos los orígenes de los Siervos de María, institución religiosa que se inició en Madrid, en 1851, como movimiento organizado por el padre Miguel Martínez y, en especial, por Soledad Torres Acosta, quienes se enfrentaron a epidemias, juicios y persecuciones religiosas.