Para el artista chino Cai Guo-Qiang, la búsqueda de la inmortalidad venía de sus antepasados, específicamente de su abuela, figura determinante en su vida y trabajo. Cai entendía y estudiaba sobre la pólvora, una de las contribuciones más importantes de su país, que surgió con la búsqueda de un elixir para ser inmortal. Su abuela se mantuvo sana y entera hasta los 98 años, cuando sufrió una caída que poco a poco deterioro su enfermedad. La infancia del artista estuvo marcada por momentos difíciles, enmarcados por un movimiento revolucionario social, un padre intelectual que ponía libros en la mesa en lugar de alimento y una madre analfabeta que debía aceptar cualquier condición que se le imponía. Jugar con la pólvora fue una manera de liberación y una que lo llevaría a la creación de las ceremonias de apertura y clausura de los Juegos Olímpicos de Beijing de 2008. Pero su obsesión era un proyecto que lo vinculaba con su abuela, uno que conectaría a la Tierra, con el cielo y con el universo. En el documental Escalera al cielo: El arte de Cai Guo-Qiang, el cineasta Kevin Macdonald (El último rey de Escocia) explora la vida y el trabajo de uno de los artistas visuales más importantes de los últimos años, enfocándose en los cuatro intentos por llevar a cabo su proyecto más importante y ambicioso, el homenaje a la mujer más importante de su vida.