Este cortometraje fue la primera cinta de animación latinoamericana en ser nominada y ganadora de un premio Óscar.
Gabriel Osorio Vargas y Pato Escala Pierart se llevaron el premio Óscar en la categoría de mejor cortometraje animado en la entrega de los Premios de la Academia en 2015.
La historia del cortometraje está inspirada en la experiencia que sufrió el abuelo del director, Leopoldo Osorio, durante la dictadura de Pinochet.