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    Amante por un día
    Críticas
    3,5
    Buena
    Amante por un día

    Amante por un día

    por Deidalí Gómez

    Finalmente pudimos ver la tragicomedia romántica en blanco y negro del director francés Philippe Garrel, quien propone una historia con dos protagonistas veinteañeras: Jeanne (Esther Garrel) y Ariane (Louise Chevillotte); a quienes el destino junta cuando la primera de ellas regresa a la casa paterna tras romper con su novio y descubre que su padre (Éric Caravaca), un profesor de filosofía, vive con Ariane, una de sus alumnas. La primera cosa inesperada en la historia, es cuando la relación entre ambas, lejos de ser áspera, se vuelve estrecha al grado de compartir secretos y confidencias de tipo romántico y sexual. Volvernos cómplices de dichas confesiones, entre las cuales hay infidelidades, es uno de los mayores placeres que encontramos en la última entrega de una trilogía sobre desconfianzas amorosas que comenzó con Celos (2013) y continuó con La sombra de las mujeres (2015).   

    Muy al estilo del septuagenario director, Amantes por un día, plantea cuestionamientos sobre ¿cómo deben ser las relaciones amorosas? y ¿cómo debemos reaccionar ante su inevitable fracaso por monotonía? Sin que exista una respuesta. Las reacciones de sus personajes, dramáticas y hasta caricaturescas, son lo que mantiene el interés hasta el final.

    Pese a que la película está situada en el presente, donde cualquiera porta un celular para capturar curiosidades instatáneamente, la narrativa con fotografía monocromática se encarga de exaltar la belleza del cuerpo en escenas de intimidad prohibida, así como la nostalgia de transitar las calles parisinas en que fue rodada esta película.  

    Garrel, también propone marcadas situaciones humorísticas para detonar risas, mostrando lo contradictorio e impulsivo que puede llegar a ser todo ser humano, sobre todo, cuando es joven o simplemente busca experiencias para sentirse vivo. 

    Desafortunadamente, Amantes por un día, no es una película con personajes entrañables o que conecten demasiado con el espectador, estos más bien, funcionan como instrumentos para ejemplificar las inquietudes temáticas del realizador. Tampoco hay  novedades para quienes han podido ver entregas pasadas en la filmografía de Garrel, pero podría ser una buena introducción para quienes aún no se acercan a trabajos anteriores.     

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