Polunin no deseaba ver la cinta terminada, puesto que no le gusta verse en sus actos. Sin embargo, un amigo lo engañó para ver el documental y terminó disfrutándolo.
El video de Hozier, “Take me to the Church”, suponía el último video donde Serguéi Polunin bailaría. El clip se volvió viral casi de inmediato, lo que le otorgó aún más fama al bailarín. Esto lo motivó a seguir bailando.
La cinta fue nominada, en los British Independent Film Awards, como mejor documental.