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    El hilo fantasma
    Críticas
    4,0
    Muy buena
    El hilo fantasma

    Una elegante disección de las relaciones codependientes

    por Carlos Gómez Iniesta

    Reynolds Woodcock es el sastre que viste a la más alta sociedad londinense de los 50. Vive con su hermana Ciryl y un puñado de sirvientes que conviven con las fuertes exigencias diarias de los ritos del hogar y el trabajo. Entre los dos manejan el imperio de La Casa of Woodcock, quienes comunmente reciben clientes importantes para tomar medidas y probar sus vestidos, esa clase de intimidad. En un viaje, Reynolds conoce a una sencillísima mesera, Alma, con la que empieza una relación. A pesar de lo que su hermana y la sociedad piense –claro que el Sr. Woodcock podría relacionarse con mejor partido–. Ella padecerá esta relación no por la sociedad sino por el humor y tintes de genio de su pretendiente. Pero con el tiempo aprenderá a ir tejiendo una forma en la que podrá mantenerse atada a él. Y aunque cueste aceptarlo, él a ella. 

    Ésta es la segunda colaboración de Daniel Day-Lewis con Paul Thomas Anderson. Pero olvidemos aquella intensidad que asustaba y reventaba la venas del rostro cuando Petróleo sangriento. Ésta es una cinta mucho más delicada en todos los sentidos, desde las actuaciones, mucho más contenidas, hasta los detalles de ambientación, que no necesitan más que las cuatro paredes de una casa para crear la mayoría de la historia. El actor correcto y quizá más introspectivo que en cualquiera de sus otros trabajos. Interesantísimo ver su oficio mientras interpreta otro con tanta pasión. Por otro lado está la luxemburguesa Vicky Krieps, quien va a creciendo poco a poco en el papel hasta adueñarse de la cinta. Una transformación que va desde el descubrimiento hasta la humillación. Pasa por amante, compañera, madre, una mujer que es muchas mujeres. Quizá uno de los personajes femeninos más interesantes del año.

    Anderson, quien también escribió el guión, esconde mensajes secretos como su protagonista en la ropa recién zurcida. Es la iluminación (él mismo fue el director de fotografía). Es cómo toma las medidas su protagonista, es como se relaciona con sus trabajadores, es la forma de poner los alfileres, es cómo se una la mantequilla en el pan, es, claro, el vestuario de cada uno de ellos. Son las atmosfera que sólo este realizador sabe crear. Y es su ahora músico de cabecera, Jonny Greenwood, quien une todos los elementos con una pista sonora más clásica, primordialmente hecha de cuerdas y pianos, y no sintetizadores, quien mantiene el tono de nostalgia y romance. 

    Ésta es, sin lugar a duda, la película más madura de un realizador que acostumbraba escandalizar con gritos, lluvias de sapos o prótesis gigantes. Aquí nada de eso. El hilo fantasma es una pieza sutil y profunda, digna de la más alta costura. 

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