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    Rey de los ladrones
    Críticas
    3,5
    Buena
    Rey de los ladrones

    Un ladrón, siempre será un ladrón

    por Cristina Ibañez

    Detrás de las arrugas y canas que adornan el rostro de un anciano, hay un sin fin de historias, algunas buenas, otras malas y unas cuantas desagradables. "Podrá parecer un anciano, pero es capaz de las cosas más despiadadas cuando está acorralado", dice Terry, la mano derecha de Brian Reader, la mente maestra detrás del robo más grande en la historia de Inglaterra, el cual sucedió apenas en 2015. Ni la diabetes, ni las enfermedades cardiovasculares, ni los transplantes de cadera, detuvieron a un grupo de adultos mayores -Brian Reader (Michael Caine), Terry Pekins (Jim Broadbent), Kenny Collins (Tommy Courtenay) y Danny Jones (Ray Winstone)- de protagonizar uno de los atracos más astutos de la historia, aunque cabe destacar que Rey de los Ladrones no le hace justicia a este peculiar suceso. 

     Brian, un ladrón de joyas retirado, disfruta de una hermosa tarde en compañía de su esposa cuando ella repentinamente se siente mal y muere. El funeral de su amada, es la oportunidad para reencontrarse con sus viejos colegas, aquellos con los que solía desafiar a la autoridad durante su juventud. La muerte parece perseguirlos a todos, pero al parecer la vida les tenía preparada una última misión, pues un joven experto en tecnología, Basil, los reune para un último atraco, quizás el más grande de sus vidas. Brian sabe que le prometió a su esposa no meterse en problemas, pero el ser ladrón está en sus venas, por lo que inmediatamente acepta convertirse en la mente maestra del robo que terminaría convirtiéndose en el golpe definitivo en su carrera. 

    Este grupo de maleantes  -quienes por cierto robaron la modesta cantidad de 18 millones de euros en joyas y diamantes- tardaron más de tres años en planear el atraco. Pero que no se crea que existió una guarida ultra secreta en donde los colegas se reunían para diseñar el plan maestro, sus reuniones en donde decidieron infiltrarse en la cámara acorazada de la compañía Hatton Garden a través del hueco del elevador para posteriormente perforar un enorme agujero en la bóveda, sucedieron nada más y nada menos que en las instalaciones de un pub, a la vista de todos. 

    Dos factores verdaderamente fantásticos son los que destacan en esta historia, el hecho de la subestimación a los adultos mayores y la facilidad con la que burlaron a la tecnología. No obstante, el director, James Marsh, quien anteriormente ya había trasladado historias reales a la pantalla grande como en La teoría del todo, no supo inyectarle el drama que este suceso merecía. No hay detalle del atraco que no nos quede claro, pero Marsh no indaga en cada uno de estos personajes como nos hubiera gustado a quienes disfrutamos de sintonizaar las noticias para seguir de cerca a este delito hace apenas cuatro años. 

    La carencia de emoción se balancea con la mancuerna entre Michael Caine, Jim Broadbent y Tommy Courtenay. Pareciera que todos estuvieron presentes cuando fue el atracó, pues lograron encarnar con gran simpatía aquellas discusiones en medio de la escena del crimen que quedaron grabadas en las cámaras de seguridad hace casi cinco años. Además, lograr burlar las cerraduras del lugar no es el único reto al que se enfrentan los personajes. La tecnología es su peor enemigo -como el de cualquier abuelo- ellos están en contra de recurrir al internet para consultar una ubicación o efectuar una compra, por lo que este elemento es el que le inyecta una pequeña -pero eficiente- dosis de comedia. 

    Aunque esta historia fue más que conocida, quizás faltó trabajar con el guion para inyectarle más suspenso o drama. Que se traslade un hecho real a la pantalla, no significa que no nos pueda sorprender. Rey de los Ladrones es una historia más de robo, la cual pudo haber sido explotado desde la raíz de los hechos verídicos hasta por el gran ensamble actoral que la protagoniza.

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