Mi cuenta
    El sol también es una estrella
    Críticas
    2,5
    Regular
    El sol también es una estrella

    ¿El amor viene en un vaso medio lleno o medio vacío?

    por Tamara Cuevas

    Con El sol también es una estrella tenemos de dos: ver el vaso medio lleno o medio vacío. Y es que Ry Russo-Young, directora de varias adaptaciones de novelas para adultos jóvenes - en inglés ‘YA novels’ - ya ha logrado domar a un género que podría pasar por uno superficial sin mucho que ofrecer a los espectadores - salvo a aquellos adolescentes asiduos de esta literatura que, por inercia, consumen las adaptaciones a la pantalla grande de sus libros favoritos.

    Natasha (Yara Shahidi) es una joven que está viviendo el sueño americano hasta que un despiadado gobierno (el de Donald Trump) decide deportarla a ella y a su familia de vuelta a Jamaica, de donde llegaron 9 años atrás en busca de una mejor vida. El vuelo de Natasha hacia Jamaica sale a la mañana siguiente y tiene un día para cambiar su situación.

    Será en Nueva York que la historia de esta futura analista de datos se cruce con la de Daniel Bae (Charles Melton), un joven asiático a quien sus padres le han dicho que debe convertirse en médico. Ella cree en los hechos, mientras que él es un poeta de clóset, que no puede luchar por sus sueños debido al miedo a defraudar a su familia. A estos dos protagonistas se le suma un tercero: la ciudad que nunca duerme. Los paneos y planos abiertos a grandes rascacielos harán que el espectador concuerde con Natasha cuando exclama que ama dicha ciudad.

    A lo largo de un día seremos testigos de un amor juvenil - que, por supuesto, cae en un par de clichés y estereotipos. Escena tras escena, la directora, intentará convencernos del punto que expone la novela: las coincidencias no existen, el destino sí. Y si bien por fuera podría parecer una historia de amor como muchas otras, El sol también es una estrella tiene subtramas que podrían ser interesantes de ser mejor explotadas, por ejemplo, el cómo sobreviven los jóvenes deportados a una situación crítica que amenaza su futuro, propiciada por los duros ataques a inmigrantes del presidente en turno: Donald Trump.

    Si queremos ver el vaso medio lleno, entonces, la película hace un esfuerzo por librarse de la mala fama que las películas juveniles se han hecho. Si lo vemos medio vacío, entonces, no bastan las buenas intenciones de la directora para hacer que El sol también es una estrella funcione como la cinta que romperá un paradigma, pues es, precisamente, el final de la película el que le quita la muy poca seriedad y el muy poco realismo que adquirió conforme se desarrolló la historia. Si bien no se puede culpar a la directora, que estaba siguiendo las reglas que impuso la novela, pudo haberse arriesgado por un bien mayor.

     

    Comentarios

    Back to Top