Mi cuenta
    El libro de imágenes
    Críticas
    3,5
    Buena
    El libro de imágenes

    Un filme complicado pero, sin duda, un documento poderoso.

    por Iván Romero

    El cine es una de las formas de comunicación más importante en el planeta. Desde sus inicios en 1895 hasta el día de hoy, la relación que ha creado este arte con el ser humano es estrecha, conflictiva, apasionada, pero de mucho cariño. A través de las historias nos hemos podido reflejar y cuestionar como sociedad; se exponen temas que quizá no nos atrevemos a decir en persona, pero al ser vistos en una pantalla, se toma como pretexto para a partir de ahí, poder generar una conversación. Justo ahí entra El libro de imágenes de Jean-Luc Godard

    Esta producción suiza fue seleccionada para concurso en la edición 2018 del Festival de cine de Cannes y resultó la primera ganadora de la Palma de Oro especial en la historia del festival. Nada mal para un proyecto que fue creado como auto regalo para su director Jean-Luc Godard, uno de los cineastas experimentales más arriesgados de la industria cinematográfica. Su evidente y fascinante fijación con la historia del cine, vuelve a tomar vuelo con este filme. Dividido en cinco pasajes o segmentos –según se quiera considerar– el filme sirve como una obvia  y complicada tesis sobre la potencia de los fenómenos visuales a través de los años.

    Sin duda, resumir exactamente de qué trata esta película es complicado y no es apta para todo espectador. Godard plantea en uno de sus segmentos, como todos los argumentos del cine son los mismos; la premisa no varía en una historia y de ahí la disfrazan de mil maneras, cada una cuestionable. Esto evidentemente generará discusión, pero sin querer, es justamente lo que el cineasta francés ha replicado en su filmografía en los últimos años y aquí con una serie de imágenes míticas de películas emblemáticas, atrapara a todo aquel amante del cine, sentándolo, juzgándolo y lo hará replantearse el significado de su amor por el celuloide.

    Los movimientos políticos en que Godard fue participe, están dentro del filme. Esto no sorprende en absoluto pero sirve como referencia de que El libro de las imágenes aparte de sentirse como un compendio sobre la cinematografía, es un trabajo muy personal y hasta un tanto autobiográfico. El filme es un tanto pesado sobretodo en el último acto, su montaje dista de tener una coherencia a primera vista, pero siendo analítico y sobretodo paciente, el más acérrimo fan podrá entender cuál fue el objetivo del armado de la película, y como es que cada pasaje encaja en un discurso respecto al poder visual en cualquiera de sus formas.

    El libro de las imágenes es un ejercicio cinematográfico un tanto caprichoso, pero no por eso menos valioso, sino todo lo contrario. Es un homenaje al séptimo arte y un testamento del efecto que tiene el cine en el espectador, el cual, por supuesto difiere de persona en persona, porque justamente las percepciones y las consecuencias de cada una de las imágenes mostradas en un filme crean un universo distinto. Con esto, Godard podrá sentirse satisfecho, sin querer logra de nuevo transformar la industria cinematográfica, poniéndola bajo una estricta lupa a merced del mundo.

     

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