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    Amenaza en lo profundo
    Críticas
    2,5
    Regular
    Amenaza en lo profundo

    Quiso ser todo y no es nada

    por Iván Romero

    Un terremoto provoca una serie de infortunios a un grupo de investigadores que trabajan en un laboratorio subterráneo en el fondo del mar. Mientras intentan escapar descubren que el motivo del accidente no era lo que ellos pensaban. ¿Todo esto lo hemos visto antes? Sí. ¿Eso es un problema? Realmente no. El asunto con Amenaza en lo profundo (Underwater, título original) es que sigue al pie de la letra la fórmula del género, es decir, su director, William Eubank (La señal), evidentemente ha consumido películas referentes como Alien, Species y hasta ciertos aspectos que nos recuerdan a Titanes del Pacífico o incluso Life; las cosas sólo cambian de escenario y en lugar de mandarlos al espacio se encuentran en el fondo del mar; no hay extraterrestres, sino monstruos que parecen venir del imaginario del escritor estadounidense H.P. Lovecraft.

    Hay muchas cosas buenas en Amenaza en lo profundo, como la manufactura, la banda sonora y el montaje, especialmente en la primera mitad, lo cual permite que el ritmo fluya y desde que inicia parece que nunca va a parar; un buen augurio de que vamos a subirnos a una montaña rusa llena de emociones y horror. Todo eso, queda en las meras intenciones y el director a los 40 minutos del filme olvida hacia dónde va y no importa qué suceda con quién, el timón del barco se rompe y nos sentimos tan perdidos como los protagonistas en el fondo del océano. Por momentos parece ser un thriller, pero no tiene un argumento que lo sostenga como tal. Después apunta a que se convertirá en un relato de horror, pero no tiene ni la tensión y mucho menos los sustos o imágenes para provocar algún alarido. Es decir, quiere ser todo y queda mucho menos de la mitad.

    Lo más afortunado de este proyecto curiosamente no son los efectos visuales, ni el ritmo de la película, sino su protagonista: Kristen Stewart, quien lleva casi la totalidad del filme en sus hombros. El poder escénico de la actriz calla bocas de aquel que no confiaba en ella a principios de su carrera. Cierto, es que Norah (el personaje que interpreta aquí) evoca a Ripley (Sigourney Weaver) de Alien desde su corte de cabello, su actitud e incluso ciertas tribulaciones que le atañen por momentos al personaje, pero, sin duda, Stewart merecía un mejor guion, ya no por lucimiento, sino para consolidarse como reina en el género que le pongan.

    Amenaza en lo profundo no necesitaba ser grandilocuente, pero sí requería (como todo filme) tener hilos argumentales más fuertes que la sostuvieran y así no sentir que desaprovecharon los aspectos técnicos y a una protagonista de oro, en lo que resulta ser un producto menor y olvidable. Más de algún seguidor de este tipo de películas podrá encontrarla particularmente entretenida, pero apenas se sentirán satisfechos, ya que la conexión que genera en la audiencia parece hundirse hasta el fondo del mismísimo océano.

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