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    La última locura de la señora Darling
    Críticas
    2,5
    Regular
    La última locura de la señora Darling

    Fallas pasadas... Consecuencias presentes

    por Octavio Alfaro

    Mirar un objeto, percibir un aroma, escuchar una canción… Hay muchas cosas que remontan a la niñez casi de inmediato y hasta nos ponen melancólicos. Para la señora Darling (Catherine Deneuve) esto se traduce en un bonito reloj con un elefante que prácticamente toda la vida ha estado presente en su memoria. Sin embargo, un día no puede sacarse la idea de que será el último de su existencia y decide vender todo lo que posee, detonando reacciones encontradas de quienes la conocen.

    Un drama francés fiel al tono de las películas oriundas de aquel país. Mantiene personajes al alcance de cualquier vida y sin mayor problema puedes reflejarte en alguno de ellos y hasta dar un paseo a tu pasado, ya que a lo largo de la cinta hay flashbacks que revelan las piezas faltantes en el rompecabezas de la historia principal que no explota. Y es que ver nuevamente a la nominada al Oscar, Catherine Deneuve, en otro de esos papeles con los que cuesta trabajo empatizar, pero que conforme pasan los minutos comprendes (casi) en su totalidad, es el anzuelo que muerdes para tratar de esquivar los momentos flojos.

    El problema es que llega el punto de esperar y esperar por algo sorpresivo, pero terminas dándote por vencido. No es que peque de predecible o plana, más bien no utiliza todos los elementos plantados y deja incompletos ciertos detalles. Quiere abarcar un buen tramo de tiempo y desarrollar el arco dramático de la Sra. Darling con cierta precisión, pero en el inter se olvida de llenar algunos huecos y sólo la conocemos por encima.

    Hay un elemento que me hizo recordar a Hugo de Martin Scorsese: los autómatas. Estos juguetes (si se les puede llamar así) tienen un papel en la trama y terminas por agradecerlo, ya que son un buen canal para transportarnos en el tiempo y para recordarnos que la nostalgia está en su apogeo actualmente. Esto también lleva a los personajes al confrontamiento con el pasado y el intento de redención interna por las decisiones de años atrás, pero la falta de una epifanía o maduración personal bloquea el camino hacia una película más completa.

    La última locura de la señora Darling arranca con cierto interés y hasta leguaje artístico en los elementos que justifican algunas acciones, pero no es contundente al momento de darle consistencia a una trama que se difumina y termina por caer en un bache del que no puede salir.

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