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    Críticas
    3,5
    Buena
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    El príncipe de los demonios anda suelto

    por Deidalí Gómez

    Un agente de policía investiga extraños infanticidios en Tijuana y se encuentra con el mismísimo demonio. De esto, trata la cuarta película del director Emilio Portes, trabajo con el que el cineasta, incursiona en el terror.

    Belzebuth, es un guión original escrito por el potosino Luis Carlos Fuentes, quién se unió a Portes para desarrollar una historia donde el príncipe de todos los demonios anda suelto. De inicio, te enfrenta con el horror social: vemos asesinatos a inocentes, falta de fe y una ciudad acostumbrada a la narco-violencia. En una segunda capa, nos encontramos con el típico ascenso de terror sobrenatural visto en películas como El Exorcista ó El bebé de Rosemary, donde el incrédulo protagonista, comienza a tener encuentros con entes malignos hurgando en sus debilidades personales y no le queda más remedio que enfrentarlos.

    El actor principal al que me refiero, es Joaquín Cosío, quien hace su mayor esfuerzo por darnos una buena tanda de sustos derivados de las posesiones demoniacas que atestigua su personaje; todo esto, mientras habla inglés con el mejor acento que puede ante la necesidad de comunicarse con muchos extranjeros. Aunque todo está contado desde el punto de vista de un adulto, los niños juegan un papel crucial en esta ficción, dejando actuaciones convincentes.

    Belzebuth es un trabajo de seis años que no pudo estrenarse en diciembre del 2017, debido a la gran competencia que tenía en taquilla. Como buena película mexicana, debió esperar...pero el tiempo fuera, fue bien aprovechado para mejorar aspectos como los efectos visuales. 

    ¿Lo bueno? Precisamente gracias al trabajo por computadora y al experimentado reparto con actores internacionales de la talla de Tobi Kebell (Saw), la película filmada en Mexicali con apoyo de estudiantes bajacalifornianos, parece un producción mayor.  

    ¿Lo malo? Diálogos regalando información que nadie preguntó y la osadía de que un cristo poseído hablara largamente con su víctima. Esta escena, es tan explícita que desvanece el terror.  

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