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    Todos lo saben
    Críticas
    4,0
    Muy buena
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    Nadie retrata los conflictos de pareja como Asghar Fahardi.

    por Carlos Gómez Iniesta

    Asghar Fahardi regresa a Cannes para disputar lo hecho en 2016 con su último trabajo: un premio por actuación, otro por guión para The Salesman. Incursiona en Iberoamerica con un elenco envidiable: nada menos que la poderosa pareja compuesta por Penélope Cruz y Javier Bardem, Eduard Fernández y el gran actor argentino Ricardo Darín. 

    En primer lugar, reconoscamosle el haber reunido a ese elenco para su primer experimento hablado completamente en español. Después, el haberlo hecho trabajar como si él mismo comprendiera las vicisitudes de la región viniendo de una completamente diferente. Vaya que muestra el oficio a pesar de las diferencias culturales. La cinta se centra en Laura, una española que vive desde hace tiempo en Argentina pero que regresa para aistir a la boda de su hermana. Al pequeño pueblo llega con su rebelde hija Irene y con su pequeño hijo, Diego. Su esposo se quedó en sudamerica por razones de trabajo mientras ella vuelve encontrar amigos y amores de juventud. El reencuentro es todo alegría entre familia y amigos en medio de la fiesta... hasta que sucede algo con Irene. El tratar de arreglar el asunto destapa heridas enterradas hacía mucho tiempo. 

    El guión, escrito también por el director iraní, tiene la fortuna de ir dando más y más profundidad a los personajes. Cada giro de tuerca, que hay varios dentro de la película, hace que sus protagonistas presenten en pantalla varios registros de actuación hasta llegar ser sumamente intensos. Lejos está de lo hecho por el matrimonio español en la caricaturizada Loving Pablo, por ejemplo. Por su parte, Darín interpreta a un esposo medio perdedor que llega a un infierno al que se le da la bienvenida, pero también se le ve como culpable. Una exquisitez verlo así. 

    Fahardi sigue usando los dilemas de las parejas y su descomposición como principal materia prima como lo hizo en la aclamanda Una separación (2012). Pero además la cinta no repara en el crear tensión haciendo que el espectador entre al juego de "¿Quién es el culpable?" junto con él. Un poder narrativo único.

    Dado el apogeo del cine Iberoamericano es interesante hacerse una pregunta: al ser ésta una película con capital español y elenco de ya mencionadas nacionalidades, ¿se puede considerar ésta como una película iberoamericana? Es cierto, puede importar poco si solo se le ve como arte dramático. Pero si sí lo es, entonces Todos lo saben –gran título después de ver la cinta– será una digna representante de nuestro cine aún cuando su director sea de una nacionalidad tan ajena a las nuestras.

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