Luego de varios años de sufrir pesadillas, convulsiones y una profunda depresión, Bobby Lane, un veterano de la Guerra de Irak, estaba convencido que la única salida era el suicidio, al igual que muchos que sus compañeros, en una sociedad que promediaba 22 suicidios de veteranos al día. Pero un día conoció a Van Curaza y su vida cambiaría para siempre. Ahora, en las playas de Santa Cruz, California, un grupo de surfistas se reúnen para golpear las olas y que es formado por jóvenes veteranos como Bobby, cuyas cicatrices mentales, emocionales y físicas del combate forman parte de la Operación Surf, un programa donde los veteranos tienen la oportunidad de aprender a surfear y, con ello, a redescubrir una sensación de alegría y esperanza por la vida. En el cortometraje documental Surfear para vivir, los directores Joshua Izenberg y Wynn Padula siguen el trabajo de Van Curaza, un ex surfista que utilizo su pasión por el mar para vencer sus adicciones y encontrar un nuevo camino y que ahora esta decidido a compartir sus experiencias con otros.
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