La cinta se filmó, en su totalidad, con teléfonos inteligentes, entre ellos un iPhone4s, un iPhone 5s y un viejo modelo Nokia.
La cinta busco financiamiento mediante el sitio Fondeadora, recolectando poco más de 200,000 pesos, rebasando con facilidad la meta de 175,000 pesos.
La cinta se presento en el Festival de Cine de Morelia, en 2017.
La idea surgió después de una reunión del director Marcelo Tobar con ex alumnos de su colegio: “Me di cuenta de que tenía una imagen mía que era muy distinta a la que mis compañeros tenían de mí, a partir de las cosas que me contaron. Descubrí que había vivido desde los siete años con cosas no resueltas. Empecé a soñar con eso y supe que debía contarlo en mi futura película con personajes que no son villanos y que simplemente cada uno de ellos es bulleado por otra persona”.
La producción no contó con ningún apoyo del Gobierno de México. En palabras de su director: “No he recibido nada de ayuda de amigos gubernamentales, entonces para mí no es novedad intentar filmar como un acto de resistencia. Considero que debo ser cineasta, aunque me lo he cuestionado varias veces por este motivo, pero sé que tengo algo que aportar, si no me ayudan los externos, debo buscar gente afín que están en la misma situación de entrar al cuarto del cine a patadas”