La cinta representa el debut del director Andrés Ibáñez, cuya carrera fue enfocada a la dirección de videoclips y campañas publicitarias.
La película fue filmada en locaciones de la Ciudad de México y en San Luis Potosí, en 2015.
La idea del director vino de la música que escucha y sobre la vida de un prisionero en los años 50. En sus palabras: “Una vez pensé cómo sería la vida de un bailarín al que meten a la cárcel. Además, lo llevamos a los años 50 porque en ese momento estuve escuchando boleros de Pérez Prado y me empecé a clavar con las distintas personalidades que estuvieron presas en Lecumberri”.