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    Indian Horse - Un espíritu indomable
    Críticas
    3,5
    Buena
    Indian Horse - Un espíritu indomable

    El despojo de la identidad y los sueños

    por Iván Romero

    Producida por Clint Eastwood y con dos años de retraso, por fin llega Indian Horse a cartelera, tras su premier en el Festival de Cine de Toronto en 2017 y haber ganado los Premios del público en certámenes de cine como Vancouver, Calgary y Edmonton. El filme está basado en la novela homónima de Richard Wagamase y está centrada en Saúl Indian Horse (Martin Donovan) – un joven de una comunidad indígena canadiense en los años 70 – la lucha que vivió para no ser señalado por su origen, así como en su sueño de convertirse en una estrella de hockey sobre hielo.

    Es cierto que la premisa suena como a película de superación personal o a una hecha para televisión; de esto último hay algo de razón, ya que originalmente fue producida para irse directo a este formato. En este caso llama la atención que una cinta tan pequeña se sienta tan poderosa en su discurso desde el minuto que inicia. Conforme avanza la empatía hacia el personaje principal crece, así como la incredulidad al tocar un asunto tan grave como las escuelas de residencia en Canadá de aquella época.

    Estas instituciones católicas en Ontario fueron aprobadas de 1800 hasta 1996. Obligaban a las familias de las comunidades indígenas a entregar a sus hijos para después hacerlos abandonar u olvidar su propio idioma y con esto ir desapareciendo culturas y creencias con las cuales el catolicismo no estaba de acuerdo. Más que denunciar, el filme abre una conversación ante la sociedad no sólo de Canadá, sino del mundo entero con preguntas y evidencia de lo sucedido por casi dos siglos.

    El filme se divide en tres etapas de la vida de Saúl y en cómo los recuerdos y estragos que dejó ser sobreviviente de estas escuelas le empezaron a bloquear las oportunidades de seguir adelante, entre ellas su pasión por el hockey. Más que escandalizar logra exhibir las consecuencias de lo sucedido en una sola persona, los años de abuso, el racismo de la época y los efímeros momentos de felicidad que pudiera tener alguien a quien le roban la identidad.

    Indian Horse es el segundo filme como director del canadiense Stephen S. Campanelli, pero tiene una historia con Clint Eastwood como operador de cámara durante más de dos décadas, por lo que la influencia del cine de del mencionado realizador es evidente en lo sobrio de su montaje y en el manejo de la narrativa, aunque tampoco lo convierte en una promesa a seguir, ya que el resultado trasciende más por el texto que por la dirección.

    Lo cierto es que pareciera de terror que actualmente sigan existiendo lugares para cambiar a las personas ya sea por su origen o preferencia, pero resulta oportuno y vital que historias como esta se sigan viendo para demostrar lo que el mundo está rechazando y quizá poco a poco se logre cambiar la perspectiva de algunos.

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